Una campaña contra la peste porcina africana llevó a las autoridades de la provincia de Nizhni Nóvgorod, al este de Rusia, a tomar la decisión de sacrificar los caballos de un establo como medida profiláctica de esa enfermedad viral. Los animales fueron incinerados pese a las protestas de propietarios y vecinos, aunque los biólogos afirman que era suficiente solo con desinfectar la caballeriza o sacarlos del pueblo.
El establo, propiedad de Alexánder Ivanov, tenía cuatro caballos y dos yeguas con potrillos y gozaba de gran popularidad entre los habitantes de la zona, pero ahora de la granja no queda más que cenizas.
“No teníamos otra salida que sacrificar a los caballos. Es que no encontramos medios para optar por otra solución”, asegura el presidente del Comité del Control Veterinario Estatal de la provincia de Nizhni Nóvgorod, Yevgueni Kólobov.
Las autoridades locales decidieron tomar medidas preventivas. Ante la propagación de la enfermedad, no sólo ordenaron adormecer e incinerar a los cerditos que se enfermaran sino también exterminar a los caballos de la granja local. Todos los animales fueron quemados vivos ante los vecinos del pueblo.
“Mandaron masacrar a todos. No adormecerlos sino precisamente masacrarlos. Dijeron que iban a reunir a todos los animales para incinerarlos”, se queja el propietario de la granja de caballos.
Según las reglas sanitarias, los especialistas tenían que inyectar a los animales una dosis de una droga pero el medicamento se agotó y los caballos acabaron retorciéndose de dolor en medio de la hoguera. Esta escena bárbara estremeció a todos los testigos. Sin embargo, los veterinarios y los policías presentes no hicieron caso a las protestas de la gente.
“Vivos, ¡los quemaban vivos! Ni siquiera los adormecieron. A mí me llevaron de aquí en una ambulancia. A mis caballos los quemaron vivos. Se retorcían en el fuego”, lamenta una residente local.
Por su parte, los biólogos afirman que los caballos sólo son portadores de las cepas de la peste porcina pero no se enferman. Para garantizar la seguridad en la región, era suficiente tomar una serie de medidas: desinfectar el establo y realizar análisis de laboratorio. El procedimiento habría exigido bastante tiempo y dinero de la administración pero al final la cruel campaña resultó aun más cara.
El precio de un caballo de raza puede alcanzar más de 300.000 dólares. Las autoridades locales prometieron pagar una indemnización a los propietarios de la granja afectada. Sin embargo, los damnificados hasta ahora no han recibido ninguna compensación y están dispuestos a luchar por la justicia hasta el final.