Se cumple un año de una de las mayores catástrofes petrolíferas de la historia: la explosión en una plataforma de la compañía BP en el Golfo de México. Las consecuencias de este accidente lo convirtieron en el más grave de toda la historia de la industria petrolera de EE. UU.
El 20 de abril del 2010 uno de los pozos de BP en el Golfo de México lanzó inicialmente un alto volumen de gas, y luego se produjo una explosión, que dejó 11 muertos entre los trabajadores de la plataforma y un incendio, que duró unas 36 horas.
El 22 de abril la plataforma se hundió, y del pozo afectado empezó a derramar petróleo al mar. Trataron 87 días en sellar la fuga, y solo a medianos de julio los especialistas de BP finalmente lograron parar la contaminación del agua.
Durante este tiempo unos 5 millones de barriles de crudo fueron vertidos en el Golfo de México, que causaron un daño enorme a la ecosistema de la región.
Al mismo tiempo, la avería resulto en una catástrofe para la propia compañía, afectando tanto su reputación, como su posición financiera. Durante los días posteriores a la explosión las acciones de la compañía perdieron la mitad de su valor, y se vendían a precios del año 1996.
Por el momento las pérdidas directas e indirectas de la compañía se estiman en unos 41.000 millones de dólares. Mientras tanto, las autoridades norteamericanas continúan la investigación sobre el accidente.
Según los expertos, al final habrá un acuerdo entre el Gobierno y BP, por el cual la compañía tendrá que pagar varias decenas de miles de millones de dólares.