Francia no tiene la intención de abandonar el acuerdo Schengen, pero pretende discutir con sus socios europeos la posibilidad de reestablecer los controles fronterizos para así combatir el flujo de inmigrantes ilegales, dijo este domingo el ministro francés de Asuntos Europeos, Laurent Wauquiez.
Anteriormente, fuentes del gobierno galo, indicaron que el país está estudiando la posibilidad de suspender los acuerdos Schengen, debido a la ola de inmigrantes procedentes de Túnez y Libia, basándose en que los fundamentos de dicho acuerdo "no permite hacer frente con eficacia a la inmigración ilegal".
“Necesitamos contar con un mecanismo de emergencia en casos de una importante crisis. No estamos hablando de salir de la zona Schengen, esto no tendría sentido. Estamos hablando de trabajar con nuestros socios los términos del nuevo acuerdo. Francia quiere estudiar la posibilidad de restablecer los controles fronterizos en casos de una gran afluencia (de inmigrantes) en las fronteras de la Unión”, aclaró el ministro en una entrevista con el diario Journal du Dimanche.
Estas declaraciones las hizo antes de la reunión que mantendrán este martes en Roma el presidente francés, Nicolas Sarkozy y el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, en el marco de la Cumbre franco-italiana.
Según Wauquiez, el gobierno galo no va por los pasos de la “extrema derecha francesa, que busca la salida del país de la zona Schengen. París trabaja conforme a intereses comunes europeos, y no adopta medidas unilaterales”.
Asimismo el ministro recalcó que Francia tiene la intención de trabajar en estrecha colaboración con Italia para hacer frente a los problemas de la inmigración ilegal.
Tras la revolución en Túnez, Europa tuvo que afrontar los problemas de la afluencia de los refugiados de este país norteafricano. La mayoría de ellos decidieron emigrar en pequeñas y medianas embarcaciones a las costas italianas, por lo general a la cercana isla de Lampedusa, donde se vive una situación límite. De hecho, toda esta polémica encabezada por Francia de cerrar primero su frontera a los trenes italianos y luego de amenezar con salir de Schengen, responde a la respuesta de Berlusconi de dar permisos temporales a los tunecinos llegados a Italia hasta principios de abril, tras el fracaso del llamamiento desesperado de Italia a sus socios de la UE, para que acogieran a algunos de estos inmigrantes.
Posteriormente, otro importante “dolor de cabeza” para los estados europeos son los refugiados de Libia, donde se está desarrollando una guerra civil y se lleva a cabo una operación aérea militar de la OTAN, a todo esto hay que sumar la acción de las mafias que trafican con seres humanos, pues aprovechando la situación del norte de África intentan hacer llegar a las costas europeas a inmigrantes subsaharianos, como antes lo habían hecho por Marruecos, Argelia, Mauritania y otros países.