Por momentos, Misurata es una ciudad fantasma. Destruida por la guerra civil que asola el país desde hace más de dos meses. Agujereada por el continuo fuego cruzado. La tercera ciudad más importante de Libia ha sido testigo directo de la muerte de centenares de ciudadanos, según datos de la ONU.
Según los rebeldes, los ataques de las tropas de Gaddafi no distinguen entre civiles e insurgentes. Los ciudadanos viven atemorizados sabiendo que pueden ser víctimas en cualquier momento.
Son cientos de personas las que han huido por tierra. Más de 4.000 han sido evacuadas en las últimas dos semanas en barcos fletados por Médicos Sin Fronteras y la Organización Internacional de Migraciones. Otras no han podido escapar porque la situación es simplemente caótica. Es el caso de Salima Bin Masoud, madre de familia refugiada en una mezquita. "Las escuelas no están abiertas. Debido al bombardeo no tuvimos tiempo de hacer nuestras maletas para marcharnos. Ahora, solo desearía que mi hijo muerto recientemente estuviera aquí para ayudarnos", dice Salima.
Los alimentos siguen escaseando en la ciudad y no hay forma de comunicarse con otras zonas del país. A pesar de ello, los insurgentes continúan resistiendo. Sobre todo al escuchar los recientes rumores de que las tropas del Gobierno podrían retirarse de Misurata. A las pocas horas, las bombas del Ejército libio vuelven a retumbar en la ciudad y el sonido de los morteros hace que la posible retirada quede bajo tierra.
No obstante, ha pasado un mes desde que la OTAN comenzó a sobrevolar Libia y, sin embargo, los enfrentamientos siguen dándose en los mismos lugares. "La OTAN tiene que entender que si quieren paz y democracia, deben parar de bombardearnos y comenzar el diálogo con nosotros. Hablar es barato, es útil y productivo, y es el camino para obtener resultados", comenta Musa Ibrahim, portavoz del Gobierno libio.
En la zona oeste del país, Misurata se ha convertido en el bastión de los sublevados; mientras al este de Libia, Ajdabiya es el lugar más álgido de las batallas.
El 90% de la población Libia vive cerca de la costa y es ahí donde se registran los combates. Una lucha que no tiene avances significativos en el campo de batalla ni tampoco encuentra soluciones por la vía diplomática. Con este panorama poco alentador, algunos auguran una salida salomónica: fragmentar el país en dos y darle una parte a cada uno de los dos bandos.