Transcurrió ya un mes desde que la OTAN asumió el mando de todas las operaciones de la coalición en Libia, las que tienen como fin, según el mandato de Naciones Unidas, defender a la población civil libia contra el régimen de Muammar Gaddafi, controlar el embargo de armas impuesto a ese país y vigilar la zona de exclusión aérea.
Las manifestaciones en las calles de las ciudades libias desembocaron en choques armados entre las fuerzas gubernamentales y los rebeldes. Las organizaciones internacionales informan de miles de víctimas mortales, pero las autoridades libias siguen negándolo. Entre los bombardeos extranjeros, los miles de desplazados y los cientos de desaparecidos, tanto militarmente como socialmente, el país está completamente dividido. En cuestión de víctimas, existe un desconocimiento absoluto sobre el número total de afectados. Los rebeldes hablan de 10.000 muertos, pero resulta difícil precisarlo.
"Es muy difícil comprender que está pasando"
"La situación a día de hoy está muy dividida y es muy difícil comprender a través de los ciudadanos que está pasando porque en las ciudades donde tienen el control los insurgentes solo se escuchan voces a favor de ellos, los 'gaddafistas' se han tenido que marchar. Lo mismo está pasando en el lado de Gaddafi. Es muy difícil comprobar realmente quién tiene el apoyo... Es un poco de frustración porque realmente la situación está en punto muerto, no avanzan ni con el apoyo de la OTAN los insurgentes. Se creía que iba a ser mucho más sencillo y tampoco Gaddafi está llegando a puntos donde se puede decir que mantiene su supremacía", cuenta Francisco Guaita, corresponsal de RT.
La OTAN en el transcurso de la guerra
Desde el 19 de marzo los bombardeos y ataques de misiles los ha realizado la coalición internacional de EE. UU., Reino Unido, Francia, Canadá, Bélgica, Italia, España, Dinamarca y Catar.
A mediados del mes pasado la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de la ONU dio luz verde para que las fuerzas aliadas crearan una zona de exclusión aérea en Libia. De esta forma, se evitaba que los aviones de Gaddafi bombardearan a la población civil.
El 31 de marzo, la OTAN asumió el mando de todas las operaciones de la coalición en Libia y, como ha asegurado Gerard Longuet, ministro de Defensa de Francia, para evitar una guerra civil los aliados apostaron por castigar los centros de poder de Muammar Gaddafi y no por armar a los rebeldes.
Con el paso de las semanas los aliados han ido aumentando sus acciones militares, pero no llegaron al resultado deseado. El secretario general de la Alianza Atlántica, Anders Fogh Rasmussen, indicó a mediados de abril que la OTAN proseguirá la operación militar en Libia hasta que no exista amenaza para la población civil del país.
El 3 de abril, las Fuerzas Armadas de EE. UU. anunciaron el cese de su participación directa en la operación militar. La obligación de desarrollarla quedó en manos de Gran Bretaña, Francia y otros miembros de la OTAN. Sin embargo, poco después el Pentágono ha admitido que la aviación estadounidense no ha cesado sus bombardeos sobre el territorio libio, a pesar de haber cedido el mando de las operaciones a la OTAN.
El 19 de abril la OTAN anunció que seguirá realizando la operación militar en Libia el tiempo que haga falta para cumplir el mandato de Naciones Unidas. Poco tiempo después la Fuerza Aérea italiana declaró que se unirá a la operación militar de la coalición internacional en Libia.
El periódico alemán Bild afirma que tiene en su poder un plan secreto del operativo terrestre de la Unión Europea en Libia. Según se informa, la campaña militar tendría como objetivo tomar el control de los puertos marítimos y aéreos para apoyar una misión humanitaria. Además, el presidente estadounidense, Barack Obama, decidió conceder un crédito de 25 millones de dólares como ayuda a la oposición libia.
Posición rusa
Rusia expresó muchas veces sus críticas por la violencia en el país y por las acciones de la coalición internacional, anunciando que las acciones que se desarrollan en algunos casos rebasan los marcos del mandato de la ONU y llamó a cumplir estrictamente la resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
El 26 de abril el canciller ruso, Serguéi Lavrov, declaró que Moscú no apoyará el recrudecimiento del conflicto en Libia y que respaldará una nueva resolución del Consejo de Seguridad de la ONU sobre Libia solo en caso de que contenga un llamamiento a las partes a sentarse a negociar.
Hace dos días el Gobierno libio se dirigió a Rusia, puesto que es un miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, con un llamamiento para convocar una reunión urgente del organismo en la que discutir la operación militar de las fuerzas de la OTAN en el país.
Moscú respondió que por el momento no planea convocar una sesión extraordinaria del Consejo de Seguridad de la ONU a petición de Trípoli.
Los analistas cuestionan el verdadero origen de la intervención y analizan sus posibles consecuencias
Ahora el país dividido está sumergido en el caos, el este de Libia tiene su propio gobierno provisional, su nueva corte de justicia y hasta nuevos medios de comunicación. El Consejo Nacional de Transición ya ha comenzado a vender petróleo a Catar por su cuenta.
Las autoridades libias culpan a la OTAN de matar a decenas de civiles y algunos analistas cuestionan el verdadero origen de la intervención.
Brian Becker, coordinador nacional de la organización Answer Coalition, asegura que "el principal objetivo de esta operación era sacar a Gaddafi del poder. Nunca van a decir que van por el petróleo que tiene el país porque eso sería impopular. Tienen que hacer que la misión tenga una causa noble como la de 'proteger a la población civil o a la democracia o a la libertad'".
No obstante, las peticiones del Consejo Nacional de Transición van dando frutos en el terreno diplomático. Sus demandas comienzan a ser cumplidas por los países aliados, no así los resultados en el campo de batalla.
Parece ser que el tiempo corre en contra de los insurgentes que saben que el alto gasto militar de este conflicto puede convertirse en algo más que en una simple piedra en el zapato de muchos gobiernos occidentales.
Es más, los analistas advierten de que los bombardeos aéreos están dirigidos al fracaso, debido a que Gaddafi esconde sus equipos militares en los túneles subterráneos del extenso sistema de riego construido en Libia en los años 80.
La posibilidad de un acuerdo diplomático se diluye con el paso de las semanas. Las víctimas siguen aumentando y la ONU ya habla de una crisis humanitaria en Libia. Pero quizá lo peor es que el diálogo no parece ser el arma que quieren utilizar ninguno de los dos bandos para encontrar una solución a este conflicto.