El genio matemático de San Petersburgo Grigori Perelman, que se hizo famoso en todo el mundo por la resolución del 'teorema de Poincaré', explicó por fin su rechazo del premio de un millón de dólares que le otorgó el Instituto de Matemáticas Clay (Cambridge, Massachusetts).
El científico ruso nunca concede entrevistas a los medios de comunicación ya que piensa que les preocupan sólo las cuestiones de carácter personal y doméstico, y no las científicas. Pero hace poco los periodistas rusos lograron hablar con el genio. En la conversación participó también el productor de la compañía que va a realizar la película 'La fórmula del Universo'. Perelman decidió ayudar en la creación de este filme cuyo tema principal será la confrontación de las tres escuelas de matemáticas más importantes del mundo: la rusa, la china y la norteamericana, que últimamente han avanzado en el camino del estudio del universo.
Mientras tanto a los periodistas les interesó mucho más por qué razón el matemático se negó a recibir un millón de dólares. La respuesta fue corta: "Yo sé cómo controlar el universo, entonces ¿para qué necesito un millón?".
Grigori Perelman, de 44 años de edad, dijo que desde la escuela suele 'entrenar el cerebro'. Recuerda como una vez, en los tiempos soviéticos, ganó la medalla de oro en la Olimpiada de Matemáticas en Budapest, capital de Hungría. "Tratamos de resolver cuestiones donde la condición previa era la capacidad de pensamiento abstracto. Precisamente esta abstracción de la lógica matemática fue el sentido principal de los entrenamientos diarios. Para encontrar la solución correcta, es necesario imaginarte como un 'pedazo del mundo'", dice el científico.
Desde entonces, el matemático ruso se dedicó a la investigación de los rasgos del espacio tridimensional del universo. "Es muy interesante. Estoy tratando de comprender las cosas inmensas, aunque entiendo que a veces es muy complicado", explica el genio.
En 2003 Perelman, entonces un investigador del Instituto Steklov de Matemáticas en San Petersburgo, empezó a colgar materiales en la red, afirmando que resolvió la conjetura de Poincaré -uno de los siete problemas científicos por cuya resolución el Instituto de Matemáticas Clay prometió un premio de un millón de dólares-. Un meticuloso examen confirmó que Perelman tenía razón.