Los informes de que un hijo y tres nietos del líder libio Muammar Gaddafi fallecieron en Trípoli en un ataque de la OTAN la noche del pasado sábado, además de provocar preguntas acerca de la verdadera misión de la OTAN en el país árabe, recordaron los acontecimientos de los años 80 en Libia.
Según los datos oficiales libios, tres misiles cayeron en una zona residencial capitalina. Bajo los escombros fueron encontrados Saif al-Arab Gaddafi, de 29 años, descrito como civil con un papel limitado en las estructuras del poder y quien había sido estudiante en Alemania. Los tres nietos del mandatario tenían no más de 12 años.
Al divulgarse la información, la OTAN no la confirmó, sino que se limitó a decir que la está estudiando. La alianza ya rechazó que Muammar Gaddafi fuera la meta de su misión, alegando que lo eran las instalaciones militares que amenazaban a los civiles. Pero antes del ataque mencionado, un misil cayó cerca de la cadena de televisión en Trípoli donde Muammar estaba haciendo un discurso en el que prometió que no dimitiría y planteó negociaciones a los insurgentes.
“Todos los objetivos de la OTAN son militares en su esencia… No apuntamos a individuos”, afirmó el teniente general Charles Bouchard, comandante de la OTAN para las operaciones en Libia. Confirmando que conoce los informes mediáticos que algunos de los familiares de Gaddafi podrían haber fallecido, comentó: “Lamentamos cualquier víctima”.
Mientras se está comprobando la información de las muertes, el Consejo Nacional de Transición (CNT), máximo órgano de los rebeldes, la calificó de "mentira" y "propaganda".
Esta situación evoca los bombardeos aéreos de Libia en 1986, lanzados por Estados Unidos, país que acusó al régimen de Gaddafi de producir una explosión en una discoteca en Berlín Occidental frecuentada por efectivos norteamericanos. El atentado dejó tres muertos, incluidos dos estadounidenses, y más de 200 heridos. Para realizar sus ataques los aviones estadounidenses despegaban desde bases aéreas británicas. Tras uno de los ataques encontraron a una muchacha sin vida, a la que Muammar llamó su hija. Sin embargo, los medios occidentales afirmaron que no era su hija y que la “adoptó” justo tras la redada con el fin de levantar el espíritu combativo de su pueblo y, al mismo tiempo, desacreditar las redadas norteamericanas.
Dos años más tarde se perpetró un atentado terrorista en el vuelo 103 de la aerolínea estadounidense Pan Am, que se estaba dirigiendo desde Londres a Nueva York. La explosión que ocurrió sobre la localidad escocesa de Lockerbie se cobró las vidas de 270 personas, estadounidenses y británicas mayoritariamente. En 2003, Libia aceptó oficialmente su responsabilidad en el atentado de Lockerbie y pagó una indemnización a las familias de las víctimas.
Algunos expertos consideran el atentado de Lockerbie como venganza de Muammar Gaddafi por los bombardeos estadounidenses en su país de 1986.
Volviéndose a la Operación Protector Unificado que la OTAN está realizando en Libia, queda por saber si podría tener consecuencias semejantes. Sin embargo, esta vez no son solo ciudadanos estadounidenses o británicos los que podrían verse afectados.