Un tribunal de Kosovo juzgará a cinco “transplantólogos negros”
El expediente de la “trasplantología negra” en un centro clínico de Kosovo pasó a ser examinado por un juzgado de Prístina. La apertura del caso se hizo realidad debido a la participación de la misión de la Unión Europea para la supremacía de la ley y el orden en la autoproclamada república (EULEX), cuya cámara de apelación comprobó el pliego de cargo contra los cinco involucrados en el escándalo.
El veredicto acusatorio supone que los casos de la extirpación ilícita de órganos de pacientes sanos en favor de otros enfermos, tuvieron lugar en el hospital 'Médicus' de la capital de la autoproclamada república a lo largo del 2008. Los sucesos anteriores o posteriores de la misma índole no se juzgan.
Según el comunicado de la EULEX al respecto, a los cinco acusados se les imputa la infracción de varias cláusulas de la legislación penal. Cuatro de ellos están procesados por la trata de personas con el fin de usarlas para el trasplante de órganos y participación en el crimen organizado. A tres se les acusa de actuación médica ilícita. Dos serán juzgados por abusos de poder. Dos personas más que, acorde al pliego, tienen relación con las operaciones quirúrgicas ilegales, están evadiendo de momento a la justicia.
La cámara de apelación estaba compuesta de dos jueces de la EULEX y un juez kosovar. El proceso se llevará a cabo en el tribunal distrital de Prístina.
El punto de partida para las pesquisas fue el caso de la extirpación de un riñón a un joven turco de 23 años de edad para trasplantarlo a un ciudadano de Israel, quien pagó 120.000 dólares por la intervención. Después de la detención de dos urólogos acusados de aquella operación ilícita, realizada en 2008, fue arrestado un exsecretario del Ministerio de Salud de Kosovo, Ilir Rrecaj. Más tarde se reveló que esta persona podía haber estado implicada no solo en la trata de personas, sino también en asesinatos para obtener órganos.
Según la EULEX, a las víctimas de la clínica 'Médicus', de nacionalidad turca, kazaja, moldava y azerí, les prometían una remuneración de 20.000 euros, pero muchos resultaron siendo privados tanto de los órganos, como del dinero. Durante años las autoridades de Serbia han insistido que muchas de las víctimas de la conspiración (que se mantenía no a nivel de un centro clínico, sino del gobierno de la autonomía) pagaron también con la vida al no prestar su consentimiento para que este tipo de operaciones se realizaran.