Ocurrió el primer escándalo en el festival de Cannes al ser mostrada en público la película documental Homicidio Ilegítimo (Unlawful Killing). La película no participa en el concurso oficial y se muestra en el marco del denominado Mercado de Filmes donde los productores presentan sus obras para venderlas a las compañías distribuidoras.
La cinta cuenta la historia de la trágica muerte de Diana de Gales desde el punto de vista de su director Keith Allen, actor y padre de la famosa cantante pop Lily Allen. Su versión de lo pasado es muy provocativa: trata de convencer al espectador de que el fallecimiento de la mujer británica más querida en el mundo no fue un accidente sino un asesinato planeado por la familia real, aunque la versión oficial esgrimida tras una larga y costosa investigación policial dice lo contrario.
Presentando su obra Keith Allen la llamó “analítica y no sensacional”, pero resulta que contiene muchos insultos hacia la familia real. Sus miembros recibieron el nombre de “gángsteres en diademas” y el Príncipe Felipe, duque de Edimburgo y marido de la reina Isabel II, es llamado “psicópata” que estaba detrás del complot para asesinar a Diana.
La producción del filme costó más de 4 millones de dólares que fueron pagados por Mohamed Al-Fayed, el padre de Dodi Al-Fayed que se murió junto con Diana en el trágico accidente del 1997. Al-Fayed siempre ha insistido en que su hijo y Diana fueron asesinados bajo las órdenes del Palacio de Buckingham.
La proyección de Homicidio Ilegítimo en el Reino Unido es muy poco probable, según rumores. Abogados británicos están descontentos con su contenido y afirman la presencia de, por lo menos, 87 errores de facto en el documental.