En la sureña ciudad de italiana de Nápoles los miembros de la mafia local, de no arrepentirse, no podrán asistir más a iglesias para bodas ni a rituales de bautismo, e incluso no tendrán derecho a una misa de responso por el descanso de sus almas.
El cardenal y arzobispo de Nápoles, Crescenzio Sepe, ordenó esta prohibición respecto a la Camorra, diciendo que “es inconcebible que un anticristo se presente ante cristianos”.
“Si se arrepintieran sería una cosa diferente, pero como no es el caso no pueden ser padrinos, testigos de una boda ni tener funerales en la iglesia”, resaltó el religioso, añadiendo que serán dirigidos directamente al cementerio tras la muerte.
Sus palabras llegan el día después de que su diócesis publicara las nuevas instrucciones para los sacerdotes locales.
Mario Savio, excapo de la Camorra y que recibió una cadena perpetua, tachó la decisión de demagógica. “A la gente hay que ayudarla, no reprobarla” dijo a la prensa.
Savio lleva ya 35 años en prisión, pero actualmente está libre en espera de una operación quirúrgica.