El fiscal jefe de la Corte Penal Internacional (CPI), Luís Moreno Ocampo, pidió a los jueces de la Corte que emitan las órdenes de arresto contra el líder de Libia, Muammar Gaddafi, su hijo Saif al-Islam y el supuesto jefe de los servicios de inteligencia del país Abdullah Senussi, a quienes acusa de crímenes de lesa humanidad.
La Fiscalía del organismo asegura que dispone de una cantidad suficiente de pruebas para plantear estas acusaciones; sin embargo, la decisión final sobre este tema la tomará solamente el tribunal, que puede solicitar información adicional antes de emitir la orden de arresto.
Las acusaciones incluyen dos categorías de crímenes de lesa humanidad: persecución y asesinato. Según informó Ocampo el pasado viernes, las pruebas recogidas indican que las fuerzas de seguridad libias “condujeron ataques masivos y sistemáticos contra la población civil”.
La petición del fiscal jefe de la CPI fue una conclusión esperada de la investigación, y el viceministro de los Asuntos Exteriores de Libia, Khaled Kaim, comentó con anterioridad que su país no reconoce la jurisdicción del organismo y recordó que Libia no ratificó el acuerdo que reglamenta su actividad. Kaim agregó que la mayoría de los países africanos no reconocerá la orden de arresto si ésta es emitida por la CPI.
Al mismo tiempo, el periódico británico 'Independent' sostiene que la Fiscalía del tribunal ya recibió varias llamadas por parte de algunos expartidarios de Gaddafi con la intención de dar testimonios contra él. En total, afirma el periódico, los instructores de la CPI llevaron las investigaciones en 11 países, interrogaron a más de 50 testigos y analizaron una gran cantidad de vídeos, fotos y otras posibles pruebas de la culpabilidad de los acusados.
Sin embargo, el experto de RT, Lajos Szaszdi, opina que hasta en el caso de que el tribunal emita la orden de arresto, sería muy difícil ejecutarla. "De momento Gaddafi es inaccesible", comentó Szaszdi, quien añade: "Y menos para un arresto. De que sea arrestado, lo veo muy difícil".
Además, pese a la petición del fiscal y la posible orden de arresto, muchos expertos afirman que estos acontecimientos tienen poca posibilidad de influir en la situación en Libia. Según los analistas, el conflicto libio entró en una fase en la que ninguna de las partes puede obtener una superioridad determinante.
Sin embargo, los enfrentamientos militares en el país continúan, abarcando no solo las fuerzas que apoyan a Gaddafi y los rebeldes, sino también a los nueve estados miembros de la coalición internacional, que siguen participando en los combates usando su fuerza aérea. Entre ellos están Gran Bretaña, España, EE. UU. y Francia.
El canciller ruso tiene planeado un encuentro con los representantes del gobierno oficial de Libia
La posición de Rusia en lo que toca a esta participación sigue siendo la misma. El lunes el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, comentó: “Las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU 1970 y 1973 deben ejercerse firmemente dentro de los mandatos que contienen, y el abuso de esos mandatos, que se observan ahora, deben acabar”.
Este martes el ministro de Asuntos Exteriores tiene planeado un encuentro con los representantes del gobierno oficial de Libia en Moscú. Lavrov añadió que también debía hablar con los rebeldes libios, pero ellos tuvieron que aplazar su visita por “razones técnicas”.