EE. UU. y la Unión Europea (UE) podrían aplicar nuevas sanciones contra Siria para ejercer más presión contra el régimen. Así lo ha declarado la secretaria de Estado del país norteamericano, Hillary Clinton, tras mantener un encuentro con Catrin Ashton, la Alta Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad.
Tanto la jefa de la diplomacia europea como Hillary Clinton expresaron su preocupación por los recientes acontecimientos en Siria. Ashton afirmó que la situación en el país es muy grave y adelantó que habrá movimientos en los próximos días. La secretaria de Estado denunció graves violaciones de los derechos humanos en la región. Asimismo indicó la necesidad de cambios democráticos.
Por esta razón, Washington y Bruselas han discutido los pasos adicionales que podrían dar para aumentar la presión y aislar aún más el régimen de Bashar al-Assad. Se estima que la decisión sobre este asunto se tomará pronto.
Anteriormente, la UE ya había aprobado un primer paquete de sanciones contra Siria que prohíbe el envío de "armas y equipos que puedan ser usados para la represión interna". Además estipuló la congelación de bienes y la prohibición de visados para trece altos cargos del Gobierno del presidente.
Mientras tanto, en el país norteafricano los choques entre opositores y fuerzas gubernamentales no cesan y continúan las detenciones de opositores. Asimismo la oposición insta a la población a realizar una huelga general este miércoles para continuar las muestras públicas de rechazo a la política gubernamental.
Desde el inicio de la ola de protestas a mediados de marzo, 621 civiles han perdido la vida según el Observatorio Sirio. No obstante, otro grupo de derechos humanos del país, Sawasiah, calcula que la cifra de civiles muertos supera los 800.
La agitación en Siria comenzó en la ciudad de Deraa. El presidente Assad, en el poder desde la muerte de su padre, Hafez al-Assad, en el año 2000, respondió inicialmente con vagas promesas de reforma y el mes pasado revocó el estado de emergencia vigente desde 1963. Pero, al continuar las manifestaciones, Assad comenzó a utilizar la fuerza para acabar con los disturbios y envió al Ejército a aplastar al descontento público, primero en Deraa y luego en otras ciudades sirias.