Hoy habría cumplido 90 años Andréi Sájarov, gran científico y defensor de derechos humanos

El hombre que inventó la bomba de hidrogeno es el mismo que años después recibió el premio Nobel de la Paz. La vida de Andréi Sájarov, como suelen decir de los genios, estuvo llena de paradojas. Famoso como científico soviético, pero conocido también como un destacado disidente. Este sábado habría cumplido 90 años.

En los principios de la Guerra Fría (cuando empezó la carrera armamentista entre la URSS y EE. UU.) Sájarov creía que los norteamericanos no debían tener el monopolio en el ámbito del armamento nuclear. Sus trabajos apoyaron a su país a ser el segundo en poseer el potencial atómico.

El entonces colega de Sájarov, Borís Altshuler, comenta: “Podemos decir que eso determinó el destino de la humanidad. No hemos tenido una tercera guerra mundial. A lo mejor fue porque de esta manera se restableció el equilibrio”.

En un primer momento Sájarov estaba convencido de la importancia de su trabajo aplicado al desarrollo de las armas nucleares. Pero incluso entonces se daba cuenta de las implicaciones reales de su descubrimiento. Una prueba de la bomba de hidrógeno en 1955, en la que murieron una niña y un soldado hizo que Sájarov cambiara radicalmente su postura. Durante la década de los 60 empezó a protestar activamente contra la proliferación de las armas atómicas y de los experimentos nucleares.

Aunque era el científico socialista más famoso, al llegar a su madurez comenzó a promulgar ideas casi imposibles para la Unión Soviética. Por ejemplo, decía que "la única manera de lograr paz" era "la reconciliación del socialismo y del capitalismo”. Ya por esa época regularmente escribía y daba discursos sobre las libertades y los derechos humanos. En 1971 se dirigió directamente al gobierno de la URSS, proponiendo que se liberara a todos los presos políticos, que acabaran con la limitación a la gente de ir a los países extranjeros, junto con otras propuestas muy (por no decir demasiado) valientes para su tiempo.

En 1975 Sájarov recibió el premio Nobel de la Paz por su lucha a favor de los derechos humanos, la limitación del armamento y la cooperación entre todas las naciones.

Cuando en 1979 y 1980 hace varias declaraciones contra la entrada de las tropas soviéticas a Afganistán, es arrestado y se inicia una campaña contra él. Sájarov junto a su mujer es enviado a la ciudad de Gorki (la actual Nizhni Nóvgorod),  con la absoluta prohibición de salir de allí.

Borís Altshuler continúa: “Era horrible. Los periódicos escribían que Sájarov se había degradado como científico, que era un completo idiota, un retrasado mental…”

Pero Sájarov siguió con su lucha, apoyando a los presos políticos de la Unión Soviética y exigiendo abolición de la pena de muerte en todo el país. Pese a la represión gubernamental, no cesaba su activismo. Solo en 1986 fue liberado del exilio; y en los tres años previos a su muerte, siguió trabajando para mostrar a la gente que se puede vivir en un mundo más justo y unido.

Era no solo un científico talentoso y un defensor de los derechos humanos extraordinario; su nivel de comprensión de los procesos en el mundo le permitía literalmente predecir lo que esperaba a la humanidad en el futuro. Por ejemplo, en su artículo “El mundo en medio siglo” del año 1974 escribió:

"En una perspectiva, quizás, más larga de 50 años, supongo la creación del sistema de información mundial, que hará accesible para cualquier hombre en un minuto el contenido de cualquier libro, cualquier artículo, que permitirá recibir cualquier certificado. (...) A diferencia del televisor, este sistema prestará a cada uno la libertad máxima en la elección de la información y exigirá una actividad individual”.

En sus trabajos incesantes hasta escribió un proyecto de nueva Constitución de la URSS. El artículo 2 de este borrador proclama como el objetivo del pueblo y del Estado “una vida feliz, llena de sentido, de libertad material y espiritual, de bienestar, paz y seguridad para los ciudadanos del país, para todas las personas del mundo, sin distinción de raza, nacionalidad, sexo, edad y condición social”. Además, en el proyecto destacó “la prevalencia de los fines globales de supervivencia ante cualquier interés regional, estatal, nacional, de clase social, de partido, de grupo o personal”.

Por ahora, teniendo en cuenta las relaciones internacionales y la guerra de intereses que continúan en el mundo, estas ideas de Sájarov parecen estar lejos de realizarse, pero, quizás, como en el caso de Internet, dentro de un tiempo encuentren su lugar en el mundo.