Portugal ha iniciado oficialmente la campaña para las elecciones anticipadas en busca del Gobierno que pueda superar la peor crisis económica en cuatro décadas de democracia y aplicar el severo plan de rescate pactado con la UE y el FMI.
Dos meses después de la renuncia del Gobierno de José Sócrates, los dos partidos que han gobernado el país desde la Revolución de los Claveles de 1974, el Socialista (PS) y el Social Demócrata (PSD), son de nuevo los favoritos para ganar la votación el próximo 5 de junio. En caso de que se produzca el empate técnico que anticipan los sondeos, la formación de un Ejecutivo fuerte podría resultar una tarea difícil y existe el riesgo de que se mantenga la ingobernabilidad del país.
En este ambiente de incertidumbre política los dos partidos están comprometidos a aplicar escrupulosamente las medidas de ajuste financiero y las reformas del Estado exigido por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para recortar el déficit público de 9,1% del PIB en 2010 a 3% en 2013 y salvar al país del colapso con un préstamo de 78 000 millones de euros.
Las encuestas dan una leve ventaja a los demócratas
A dos semanas de las elecciones legislativas anticipadas del 5 de junio, los sondeos dan una leve ventaja al líder conservador, Pedro Passos Coelho, de 46 años, que se muestra seguro y capaz de acabar con los seis años de Gobierno socialista.
Según las encuestas publicadas durante el fin de semana, el PSD lograría entre el 31,1% y el 35,7% de los votos, mientras el Partido Socialista obtendría entre un 29,5% y un 34,1%. En este caso el partido de derechas CDS-PP se convertiría en un socio indispensable para poder formar gobierno con sus 13% de los votos.
En el único debate cara a cara por televisión, que tuvo lugar la noche del viernes, Sócrates culpó públicamente a Passos Coelho de haber provocado la intervención exterior del FMI y la UE. Según el líder socialista, dicha intervención no habría sido necesaria si a finales de marzo la oposición hubiera aprobado su propio programa de austeridad.
Por su parte, Passos Coelho acusó al primer ministro de haber llevado el país "casi hasta la bancarrota" y de haber pospuesto una solicitud de ayuda imprescindible después de haberse negado a admitir las dificultades a las que se enfrentaba el país.
En vísperas de la campaña, los representantes del FMI reconocieron que las condiciones negociadas con Portugal a cambio de la ayuda financiera habrían sido menos duras en caso de que hubiera solicitado el rescate antes.