El presidente estadounidense, Barack Obama, y su esposa, Michelle, tuvieron que introducir cambios de última hora en su programa de visita en el Reino Unido. Optaron por partir de Dublín hacia Londres el lunes —en vez de martes según lo previsto— por miedo al colapso del transporte aéreo que predijeron para la zona los meteorólogos a causa de la nube de cenizas proveniente del volcán Grímsvötn en Islandia.
La mañana del martes probó que actuaron con acierto: las cenizas ya han cubierto la mayor parte del territorio de Escocia y el norte de Irlanda, causando la cancelación de más de 250 vuelos.
Sin embargo, el Palacio de Buckingham, donde los Obama tenían previsto alojarse desde el martes como invitados de la reina Isabel II, no pudo responder tan rápidamente al cambio y la pareja pasó la noche en la residencia del embajador estadounidense en el Reino Unido.
Por la mañana el príncipe Carlos y su esposa, la duquesa de Cornualles, les dieron la bienvenida y se dirigieron al Palacio de Buckingham. En el césped del Palacio el presidente presenció un saludo ceremonial de 41 fusiles de la guardia de honor. Antes de pasar a los jardines, los Obama se reunieron unos 20 minutos con la pareja más popular del mundo hoy en día, los recién casados duques de Cambridge, Guillermo y Catalina.
Por la tarde los Obama se reunieron con el primer ministro británico, David Cameron, y su esposa, Samantha, en su residencia en el número 10 de Downing Street. El encuentro tuvo un carácter informal. El debate sobre la estrategia política internacional de los dos países está programado para mañana.
El miércoles el mandatario estadounidense y su esposa asistirán, además, a un barbacoa en Downing Street con veteranos militares británicos y norteamericanos y, luego, a una recepción de despedida en el Palacio de Buckingham.
La visita de Barack Obama es la tercera visita de Estado en 100 años en la que un mandatario estadounidense se hospeda en Buckingham.