Rusia envía a Libia a su representante especial para África como mediador en el conflicto interno del país árabe. Esta decisión fue tomada por Dmitri Medvédev en Francia, país donde concluyó la cumbre del G-8 en Deauville.
Al conflicto en Libia se le prestó mucha atención en la cumbre. Los países de este grupo entendieron que se encuentra en un callejón sin salida y para intentar darle alternativas decidieron pedir ayuda. Así, le solicitaron a Rusia que asuma el papel de mediador para solucionar la situación en el país norafricano.
“Todos coinciden en que sería útil. Además, ya estamos realizando este trabajo. Y si ustedes se fijan bien en la resolución sobre Libia, el documento dice que el régimen de Gaddafi ha perdido su legitimidad y él tiene que irse. Eso fue aprobado de manera unánime”, dijo el presidente ruso Dmitri Medvédev.
Rusia, que no vetó la resolución de la ONU que permitió el uso de fuerza contra instalaciones militares en Libia, muchas veces subrayó que había que buscar otras maneras de terminar el conflicto. Por eso Moscú ha aceptado el papel de intermediario y el presidente Medvédev mandó inmediatamente a su representante a Bengasi.
“El principal capital político de Rusia en lo que se refiere a Libia y otros países africanos es que jamás hemos sido colonizadores en el continente, nunca hemos desatado una guerra contra sus Estados. Nuestros militares siempre han acudido ahí con misiones de paz o de ayuda a las naciones como parte de su lucha por su independencia. De modo que Moscú puede convertir este gran capital político en una mediación eficaz”, dijo el jefe del Comité para Asuntos Internacionales del legislativo ruso, Mijaíl Marguélov.
La situación árabe y la ayuda económica a Túnez y Egipto también fueron temas vitales en la agenda de los países 8 más poderosos. En conclusión, el Fondo Monetario Internacional, igual que el Banco Mundial, ofreció un préstamo de miles de millones de dólares para impulsar reformas económicas y sociales en estos países.
El presidente Medvédev, junto con el mandatario estadounidense Barack Obama, se comprometieron a colaborar para resolver sus diferencias y encontrar una solución al polémico tema del escudo antimisiles en Europa. Los mandatarios se reunieron al margen de la cumbre sin acordar una solución final para el tema. La cuestión, importante no solo para estos dos países sino para la seguridad global, quedó aún abierta.
“Por el momento no estoy contento con la reacción de la parte estadounidense a mis iniciativas y tampoco de todos los países que conforman la OTAN. ¿Por qué? Porque estamos perdiendo el tiempo. Y yo mencioné el año 2020 como fecha límite. Si no llegamos a un acuerdo antes de esa fecha, se iniciará una real carrera armamentística. Pero en caso de lograrlo, la situación sería totalmente diferente”, afirmó Medvédev.
El presidente ruso añadió que su homólogo estadounidense no lo tiene fácil, ya que no tiene el apoyo completo del Senado. Sea como sea, ambos líderes remarcaron las buenas relaciones entre los dos países y el desarrollo significativo de las negociaciones.
“En el transcurso de los últimos dos años hemos establecido relaciones magníficas y como resultado logramos reiniciarlas, de manera que esto contribuye a la seguridad y la prosperidad de ambos países. Estamos cumpliendo el tratado START y cooperando en materia de la no proliferación de armas, la seguridad nuclear y en los ámbitos de inteligencia y lucha contra terrorismo”, recalcó Obama.
El presidente estadounidense por fin se dio cuenta de que los grupos que actúan en el Cáucaso son los mismos contra los que está luchando EE. UU. Por eso, los Estados Unidos ofrecieron 5 millones de dólares como recompensa por cualquier información sobre Doku Umárov, el terrorista más buscado en Rusia, que reivindicó los ataques en el metro de Moscú y el aeropuerto internacional Domodédovo.
Una agenda bastante apretada para los dos días de sesiones y encuentros bilaterales. El futuro de la energía atómica y el papel de Internet en la sociedad fueron algunos de los temas abordados en la reciente cumbre del G-8. Y entre otros estuvo un punto, que no estuvo en la orden del día oficial, pero del que se habló mucho en los pasillos y en las reuniones informales: el sucesor del presidente del Fondo Monetario Internacional. Europa quedó conforme con la candidatura de la ministra francesa Christine Lagarde, un puesto al que el viejo continente aspira tradicionalmente. Sin embargo, Medvédev se pronunció a favor de que el puesto del vicepresidente del Fondo sea entregado a un representante del BRICS, una organización que está desarrollándose enormemente y se considera con el suficiente potencial para formar un bloque económico de gran alcance.
“Esta afirmación del presidente Medvédev en el sentido de que el sucesor de Strauss-Kahn puede ser perfectamente una figura proveniente del mundo emergente es coherente con la anterior posición común del grupo BRICS, incluida Rusia”, dijo Jorge Castro, analista internacional.
El desafío de cada reunión de los líderes mundiales no es solo ofrecer a los periodistas la oportunidad de verlos juntos. Los recientes encuentros han demostrado que es algo más que eso. Según la declaración firmada, esta cumbre servirá como una plataforma para que los 8 más poderosos se coordinen y luchen por los retos más importantes de la comunidad internacional.