Gas lacrimógeno en París mientras solidaridad con los "indignados" aumenta en Europa

El domingo la policía francesa recurrió al gas lacrimógeno para desalojar a los manifestantes que desde hace varios días se habían concentrado en el centro de París en apoyo de los "indignados" de España, movimiento que se ha extendido ya a otros países.

El domingo la policía francesa recurrió al gas lacrimógeno para desalojar a los manifestantes que desde hace varios días se habían concentrado en el centro de París en apoyo de los "indignados" de España, movimiento que se ha extendido ya a otros países.

La medida la tomaron agentes antidisturbios cuando una gran cantidad de personas, cerca de un millar, se logró congregar en la plaza de la Bastilla y continuaban las llamadas de apoyo a través de redes sociales.

La policía desmontó tiendas de campaña semejantes a las que se podían ver en los últimos días en la Puerta del Sol en Madrid.

Los simpatizantes del movimiento de los "indignados" empezaron a convocarse en Francia el pasado día 19 y, a manera de los españoles, crearon comisiones para organizarse.

El mismo domingo el centro de la capital española vio una marea de personas que continúan exigiendo al Gobierno que lidie con el disparado desempleo, la precariedad social y la corrupción en las filas políticas.

Los miles de manifestantes tenían previsto decidir si debían mantener su campamento o seguir las protestas de otra manera. En una votación decidieron permanecer en la plaza de manera indefinida.

El movimiento empezó en varias ciudades españolas el 15 de mayo, días antes de las elecciones autonómicas y municipales en el país, y se denominó de “indignados” y “movimiento 15-M”. Promovido a través de redes sociales como Twitter y Facebook, el movimiento se extendió por el país hasta alcanzar decenas de miles de personas en la víspera de las elecciones locales el 22 de mayo, en las que el opositor Partido Popular ganó sobre el gobernante Partido Socialista Obrero Español.

En España el desempleo fue de un 21% esta primavera, pero para los menores de 25 años de edad la cifra es de un 44,6%.

Los activistas construyeron una acampada en la plaza con tiendas, paneles solares para producir energía, centros de información, cocinas y un montón de sacos de dormir.   Las manifestaciones, que reunieron a personas jóvenes y jubiladas, desempleadas y trabajadores, no se callaron tras el contundente desalojamiento en Barcelona por fuerzas policiales, operativo en el que más de 100 personas resultaron heridas leves el pasado día 27.   El desalojamiento de la acampada en la Plaza de Cataluña tuvo eco en el centro de la capital portuguesa de Lisboa, en donde cientos de personas acudieron para solidarizarse con los “indignados” de Barcelona en una protesta bajo el lema “Democracia real ya”.   "En Barcelona tuvimos un claro ejemplo de cómo funciona nuestra democracia. Yo quiero cambiarla", rezaba una pancarta acompañada de una fotografía en la que uno de los jóvenes que resultó herido en la carga policial en Barcelona aparecía mostrando sus manos ensangrentadas.   Las primeras protestas en Lisboa comenzaron el 19 de mayo cuando un grupo de españoles acampó frente al consulado de España en solidaridad con sus compatriotas. Recibieron apoyo de portugueses que aprovecharon también la oportunidad para mostrar su descontento con reducidos gastos sociales entre medidas de austeridad que el Gobierno prometió al Fondo Monetario Internacional como parte de un programa para rescatar a Portugal de la crisis económica.   Sentimientos iguales dominaron el domingo en la Plaza Sintagma en el centro de Atenas, donde unas 20.000 personas, según estimaciones policiales, demandaron una democracia real y criticaron las medidas de austeridad tomadas a cambio del enorme crédito del Fondo Monetario Internacional.