El presidente de Siria, Bashar Assad, firmó el decreto de amnistía general en el país. Tras esta decisión serán liberados numerosos presos, incluso los encarcelados por motivos políticos. Además, muchos de los que no dejarán prisiones, tendrán plazos de detención reducidos; en mayoría de los casos los castigos se reducirán en dos tercios.
Los analistas relacionan este paso con una prueba más de Assad de disminuir el grado de las protestas contra el gobierno actual. Al mismo tiempo, los propios opositores consideran las nuevas medidas, junto a ya aplicadas, de “insuficientes” y “tardías”.
Mientras Assad decretó la amnistía, las fuerzas de seguridad sirias continuaban llevando a cabo detenciones de gente que protestaba en las calles del país exigiendo reformas sociales y políticas. Según los manifestantes, durante el martes murieron tres civiles por disparos efectuados por la policía.
En general, de acuerdo con las estimaciones de las organizaciones de derechos humanos, desde el inicio de las protestas han fallecido más de mil personas.