La tragedia en la planta atómica japonesa Fukushima-1 obligó a todo el mundo a sopesar los pros y los contras del uso de la energía nuclear y provocó fuertes debates en Europa sobre las consecuencias del posible cierre de las plantas nucleares en el continente.
Recientemente Alemania ha puesto sobre la mesa una idea que va más allá de las normas europeas de seguridad. La canciller alemana Angela Merkel presentó un plan para cerrar todas sus plantas antes del año 2022. Pero cabe la posibilidad de que esta iniciativa pueda ir en la dirección opuesta al objetivo europeo de generar el 20% de su energía a partir de fuentes renovables y reducir así las emisiones de CO2 procedentes del carbón.
“En el marco de la política climática, Alemania, junto con la UE, trata de reducir el nivel de dióxido de carbono. Si nos negamos a usar la energía nuclear, tendremos que acudir al carbón, que contamina más”, advierte Pieter Kleppe, representante de la organización Open Europe.
Hoy en día el país no se autoabastece energéticamente, por lo que necesita importar diferentes fuentes de Francia y de la República Checa. Los analistas mencionan que la iniciativa alemana ya provoca un déficit de electricidad en el propio país, lo que hace que los precios crezcan. Y los que tienen que pagar más son los consumidores.
“El aumento en el coste de la electricidad evidentemente se reflejará en los precios. Y serán los consumidores, los compradores de mercancías industriales, la gente común y corriente los más afectados, no hay duda”, opina Libor Roucek, miembro del Parlamento Europeo.
Un 30% de la electricidad en Europa proviene de las plantas nucleares y la mayoría de los países de la Unión Europea no plantean terminar con sus programas atómicos. España, Gran Bretaña, Suecia y Bélgica son sólo parte de ellos. Francia considera que el cerrar las plantas es una solución “para el futuro”. Pero cerrando sus centrales atómicas Alemania no podrá sentirse liberada de sufrir la amenaza de catástrofes nucleares, ya que parece que todos los países vecinos seguirán desarrollando esta fuente de energía. Es por eso que el partido germano de Los Verdes aboga por un continente sin plantas atómicas activas.
Las ideas ecológicas vuelven a cobrar cada vez más popularidad en Alemania. Así, los verdes han ganado cinco de las siete elecciones regionales de este mismo año, haciéndolo con los mejores resultados de toda su historia. En cualquier caso, hoy en día, la iniciativa germana provoca más incógnitas que respuestas. Todavía se ignora, por ejemplo, qué fuentes de energía podrán sustituir a la emitida por las plantas nucleares, ni cómo influirá este proceso en la vida de los consumidores europeos.