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Varios bancos españoles invierten en la industria de armamento

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Hoy en día casi todo el mundo tiene una cuenta bancaria. Pero, ¿sabemos realmente en qué se gastan los bancos nuestros ahorros? ¿Cómo sabemos que nuestras monedas no acabarán convirtiéndose en munición? La pregunta tiene sentido porque, según denuncia SETEM, una federación internacional de ONGs,
Varios bancos españoles invierten en la industria de armamento

Hoy en día casi todo el mundo tiene una cuenta bancaria. Pero, ¿sabemos realmente en qué se gastan los bancos nuestros ahorros? ¿Cómo sabemos que nuestras monedas no acabarán convirtiéndose en munición? La pregunta tiene sentido porque, según denuncia SETEM, una federación internacional de ONGs, algunas entidades bancarias usan los ahorros de sus clientes para invertir en la fabricación de armas. La campaña de SETEM ‘Banca Limpia: somos clientes, no cómplices’ exige a las entidades implicadas que dejen de financiar la producción de armas, tales como las minas antipersona o las bombas de racimo. La investigación ha desvelado que 14 grandes bancos y cajas españolas han destinado casi 2.000 millones de euros a este sector.

“Hay bastantes bancos que están financiando la producción de armas como las minas antipersona. Y está claro que sin dinero, las empresas no podrían existir. Entonces, el papel que tienen los bancos a la hora de generar muchos conflictos armados y, por consiguiente, muchos muertos entre la población civil, es innegable”, comenta Annie Yumi Joh, responsable de la campaña de SETEM.

SETEM publica que parte del armamento utilizado por las tropas de Gaddafi en el conflicto libio se produjo gracias a las inversiones de bancos españoles, lo que a todas luces perjudica la imagen de las entidades financieras entre la ciudadanía. La federación ya ha iniciado un proceso de recogida de firmas en las redes sociales para que los bancos abandonen esta actividad.

Jordi Calvo, representante de la Coalición Internacional contra las Bombas de Racimo,  reconoce que a los bancos les hizo daño "ver su nombre claramente involucrado en algo que a la gente no le gusta y que les puede hacer perder clientes e imagen", lo que repercute negativamente en su negocio. "Han venido varias veces a hablar con nosotros, se han preocupado, incluso han desarrollado cierta normativa interna, muy insuficiente, pero algo es algo”, añade.

La regulación de la financiación de la industria armamentística depende de cada país. En agosto de 2010 entró en vigor la Convención de Oslo que prohíbe las bombas de racimo. España fue uno de los primeros países en firmarla y  en ratificarla. Dicha normativa incluye la fabricación, su almacenamiento y la adquisición de estas bombas en el país, pero no su financiación, generando de esta forma un vacío legal del que se aprovechan las instituciones financieras.

“España firmó el Convenio de bombas de racimo. Éste contiene una cláusula, la 1C, que prohíbe colaborar. Muchos países incluyen en esta cláusula también la financiación, pero en España todavía no se hace. Sin embargo, la Coalición contra la Bombas de Racimo lo ve como un elemento obligatorio del tratado, y por eso se espera que España también elija este camino”, asegura Esther Vandenbroucke, representante de la organización ‘Netwerk Vlaanderen’, que se ocupa de promover un enfoque social y medioambiental responsable de las inversiones.

El carácter más o menos ético de las inversiones de un banco debe ser delimitado por la ley. En los próximos meses, la legislación española incorporará modificaciones, como la prohibición de la financiación directa o indirecta de la producción de cualquier tipo de armas vetadas en el país. Ello podría contribuir a controlar el destino final del dinero de nuestros bolsillos.

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