El nuevo diseño de los aviones no tripulados estadounidenses despierta inquietudes entre los defensores de derechos humanos. Estas naves de tamaño diminuto serían capaces no sólo de matar sino de espiar a sus víctimas.
Los artefactos han sido diseñados para emular los movimientos de insectos y aves rapaces. Algunos de ellos ya fueron presentados en el país y podrían convertirse en la siguiente generación de este tipo de armamento. El Pentágono ha solicitado al Congreso unos 5.000 millones de dólares para desarrollar una flotilla.
El pasado mes de febrero la compañía estadounidense AeroVironment presentó un nanovehículo aéreo denominado 'nanocolibrí'. Gracias a una precisa imitación biológica, el nuevo 'agente de inteligencia de nueva generación' tiene la misma apariencia y coloración que un colibrí vivo, y emula sus mismos movimientos, tanto en tierra firme como en vuelo. Sus alas miden 16 centímetros de envergadura y tiene un peso de 19 gramos -la masa de los pájaros vivos puede variar entre 1,6 gramos y 20 gramos, dependiendo de la especie-.
Sin embargo, varios analistas opinan que esta tecnología podría ser presa fácil de usos irresponsables y convertirse en un nuevo foco de violaciones de los derechos humanos.
"El hecho de que haya una potencia, Estados Unidos, que dispone de una tecnología tan tremendamente intrusiva, de tan fácil uso para ellos que les permite llevar a cabo ataques, espionaje e incluso lanzar bombas y misiles en cualquier parte del mundo sin un verdadero riesgo físico para su propia tropa representa claramente un grave peligro para toda la raza humana en todo el mundo", asegura el experto en geopolítica Adrián Salbuchi.
Según Sabuchi, en los últimos tiempos EE. UU. estaría entrenando a más pilotos para que manejen estas aeronaves no tripuladas de forma virtual desde centros electrónicos que a pilotos que vuelan en aviones reales. Para este experto, el hecho de que los combatientes puedan operar y llevar a cabo una guerra como si fuera un videojuego "aumenta indudablemente la probabilidad de que esta tecnología de guerra sea usada de forma irresponsable".
"Estos elementos permiten que una estructura de poder dentro de EE. UU. pueda llevar a cabo sus planes en cualquier parte del mundo y siguiendo aquella doctrina de Colin Powell, según la cual EE. UU. debe librar aquellas guerras donde su poder sea tan abrumador que tenga la victoria garantizada, lo cual desde un punto de vista ético es una doctrina de una total cobardía y ayuda a explicar por qué EE. UU sólamente se mete con adversarios infinitamente más débiles que ellos: Libia, Afganistán, Pakistán, Irak o Palestina a través de Israel. Sin embargo EE. UU. no se enfrenta a adversarios realmente poderosos como podrían ser Rusia y China", opina Salbuchi.