Fortaleza de Brest: 70 años del fin del mito de la invencibilidad alemana

El 22 de junio toda Rusia y las repúblicas de la antigua URSS recuerda con actos solemnes el inicio de la invasión nazi a la Unión Soviética, que inauguró el dramático periodo de la Gran Guerra Patria.

El 22 de junio toda Rusia y las repúblicas de la antigua URSS recuerda con actos solemnes el inicio de la invasión nazi a la Unión Soviética, que inauguró el dramático periodo de la Gran Guerra Patria.

En la ciudad bielorrusa de Brest, donde comenzó la invasión nazi a la URSS hace 70 años, conmemoran el aniversario con la reconstrucción histórica del primer combate.

Las principales conmemoraciones  tienen lugar en la antigua fortaleza de Brest, que fue la primera en enfrentar el asalto nazi y en resistirlo durante más de un mes.

En una de las casas de esta ciudad empezó el primer bombardeo a la Unión Soviética por los nazis. El edificio, así como sus inquilinos, se salvaron de milagro. Guennadi es uno de ellos y a pesar de que en aquel entonces tenía tan solo 4 años, los recuerdos de la noche de 1941 se grabaron en su memoria para siempre.

Guennadi Klypa: "Aquella noche todo cambió. Mi tío fue uno de los que se quedaron atrapados dentro de la fortaleza"

La familia de Guennadi vivía cerca de la fortaleza de Brest, que a comienzos de la guerra era la fortificación más occidental del estado soviético. Esta pequeña ciudad militar era el lugar donde vivió su infancia y a donde solía ir a pescar con su tío.

"El 22 de junio de 1941 era sábado. Y eran los fines de semana cuando a mi tío más le gustaba ir de pesca a este río. Pero aquella noche todo cambió. Mi tío fue uno de los que se quedaron atrapados dentro de la fortaleza", confiesa Guennadi. "El ataque de las tropas hitlerianas resultó absolutamente inesperado y en los primeros momentos muchos pensaron que se trataba de ejercicios militares cotidianos. Pero al darse cuenta de que los nazis estaban en la fortaleza, sus comandantes organizaron varios focos de resistencia", agrega Klypa.

Morir, pero nunca rendirse

Las murallas de la ciudad de Brest fueron testigos de los trágicos acontecimientos de los primeros días de la guerra. Por las numerosas huellas que dejaron los proyectiles en ellas se puede imaginar lo feroz que fue el ataque de los nazis. En algunas partes de la fortaleza aún se notan los efectos de los lanzallamas.

A los defensores les faltaban armas, alimentos y agua. Para desmoralizarlos, los alemanes empezaron a repartir panfletos en los que les prometían dejarlos con vida en caso de rendirse, pero no lograron su objetivo. La heroica resistencia de los combatientes soviéticos duró casi un mes. Esto lo comprueba la frase inscrita por uno de los últimos defensores "Me muero, pero no me rindo. Adiós Patria."

Según el historiador Pavel Panasyuk, "los defensores de la fortaleza de Brest desmintieron el mito de la invencibilidad del Ejército alemán. Hasta este lugar acudieron los dirigentes nazis para verificar si sus tropas habían cometido un error. Pero no lo hubo. La única explicación por la que su plan de asalto veloz no había funcionado estaba en la vitalidad y el heroísmo de las personas que luchaban por su patria".

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