La retirada de una parte de las tropas estadounidenses de Afganistán hacia 2012, anunciada por el presidente de EE. UU., Barack Obama, supone un riesgo mucho mayor del que se esperaba al principio. Así lo declaró el jefe del Estado Mayor Conjunto de EE. UU., el almirante Mike Mullen, que previamente había apoyado el plan.
"Todo lo que puedo decirles es que las decisiones del presidente son más agresivas e incurren en más riesgos de los que yo estaba preparado para aceptar al principio", dijo ante la comisión de Servicios Armados de la Cámara de Representantes.
El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, también manifestó a su vez que estaba preocupado por una salida precipitada de los efectivos estadounidenses de Afganistán, conflicto extendido durante casi una década.
Sin embargo, según la subsecretaria de Defensa de EE. UU., Michèle Flournoy, esta decisión del presidente corresponde por completo a la estrategia militar de EE. UU. "Esta declaración no afectará de ningún modo la política americana y su estrategia en Afganistán", dijo Flournoy.
El 22 de junio Barack Obama se dirigió al pueblo y anunció la salida de Afganistán de 33.000 efectivos para el verano de 2012, 10.000 de los cuales saldrán ya a lo largo de este año. Afirmó que EE. UU. tiene posibilidad de hacerlo pues Al Qaeda no es tan fuerte ahora como era hace 10 años, cuando los militares de EE.UU. llegaron a Afganistán.
De momento hay alrededor de 100.000 militares en Afganistán, y con esta retirada en el verano de 2012 todavía quedarán en el país 70.000 soldados.