La reciente orden de detención contra el gobernante libio, Muammar Gaddafi, su hijo Saif al Islam y el jefe de la inteligencia militar del régimen, Abdulá al Senusi (cuñado del líder libio), emitida por la Corte Penal Internacional (CPI) está causando una enardecida polémica internacional. El 'trío' ha sido acusado de presuntos crímenes de lesa humanidad, cometidos en Libia a partir del pasado febrero durante las revueltas en ese país del Norte de África.
El Presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, expresó su descontento con el dictamen de la CPI, dado a conocer el pasado 27 de junio. “El presidente Zuma está extremamente decepcionado y preocupado por la orden de captura contra el coronel Gaddafi. En realidad la Corte eligió un momento muy inoportuno para dicha decisión, tomando en consideración el enorme trabajo realizado por las instituciones y comisiones de la Unión Africana (UA)”, anunció Zizi Kodwa, portavoz del presidente sudafricano.
A su vez, el ministro francés de Exteriores, Alain Juppé, manifestó su pleno apoyo a la orden de captura dictada por la CPI porque, según él, confirma que Gaddafi ha perdido "toda legitimidad y que está totalmente aislado".
"Con nuestros socios de la coalición, con la UA, con los países árabes, estamos buscando una solución política, que permita lograr el alto el fuego y el cese de la intervención militar", expresó Juppé, opinando que la cuestión ahora no se centra en si Muammar Gaddafi deja el poder en Libia, sino “cuándo y cómo” lo hará.
La necesidad de que Gaddafi abandone el poder también fue expresada recientemente por el primer ministro del Reino Unido, David Cameron. “En mi opinión, Libia no tiene futuro mientras Gaddafi permanezca en el poder. La explicación es muy fácil: tan solo hay que analizar las medidas que éste había emprendido en los últimos 100 días (a partir del comienzo de la crisis libia). Él tenía todas las posibilidades de replegar su ejército y anunciar el alto el fuego. Sin embargo, prefirió responder con bombardeos, ataques a la población indefensa, matanzas y exterminio de civiles”, anunció el jefe del gobierno británico.
El Pentágono, a su vez, señaló que la orden de arresto de Gaddafi es una otra señal clara de que el líder libio ha perdido toda legitimidad.
Mientras tanto, en el propio país el ministro de Justicia libio, Mohamed al Qamudi, aseguró que las acusaciones presentadas por la CPI contra el coronel Gaddafi son totalmente falsas y acusó al tribunal de ser una tapadera de la OTAN. En una conferencia de prensa Al Qamudi agregó que su Ejecutivo no acepta las decisiones de la CPI, ya que el país no forma parte del acuerdo de Roma, en virtud del cual fue creado el tribunal, y que por lo tanto sus decisiones no incumbían a Libia.
"Libia no acepta las decisiones de la CPI, que es una herramienta de las potencias occidentales, ideada para perseguir a los líderes del tercer mundo", enfatizó Al Qamoodi.
Por su parte muchos expertos señalan que la situación que vive Libia solo se empeora tras la decisión de arresto de Gaddafi. Paulo Botta, analista de la Universidad Nacional de La Plata, afirma que esta medida dificulta que el conflicto termine mediante una vía política pacífica.
“Esta decisión no tiene ninguna consecuencia práctica real. Libia es un país que además no acepta la CPI con lo cual no hay ninguna consecuencia directa. Por otra parte la Corte Penal no tiene poder de policía, por lo tanto no es posible de que vaya ningún poder a buscarlo. Es una forma más de presionar al régimen de Gaddafi. Pero no creo que ayude a una solución política (…). Si uno ve la cantidad de muertos que hay en Libia y lo compara con la cantidad de muertos que hay en Siria y en Yemen ve claramente que no es ninguna cuestión de democracia y ninguna cuestión de números de muertos. Hay otros intereses por detrás”, aseguró el experto a RT.