Japón impone limitaciones al consumo de electricidad debido al accidente en Fukushima-1

Para los residentes de las regiones japonesas de Tokio y Tohoku este viernes será más caluroso que un día veraniego cualquiera. A partir de esta jornada entran en vigor las limitaciones al consumo de electricidad impuestas por el gobierno para evitar apagones, tras la avería en la central nuclear de Fukushima-1. Para la gente de las zonas indicadas eso significa que tendrán que vivir y trabajar sin aire acondicionado.

Además de estos aparatos, estarán paradas las escaleras eléctricas en las oficinas y centros comerciales; cuyos pasillos pasaran las noches a oscuras. Las limitaciones durarán hasta septiembre, o sea todo el verano, ya que esta temporada se caracteriza por un consumo máximo de electricidad, y tras la avería en Fukushima-1, una central fundamental para el abastecimiento de las regiones de Tokio y Tohoku, Japón simplemente no goza de la cantidad de energía necesaria.

El plan del gobierno es reducir el consumo en un 15%. Las empresas que hagan caso omiso y sigan con sus niveles habituales de consumo, se enfrentarán a multas. El miércoles pasado, cuando la temperatura en Tokio alcanzó los 35 grados centígrados, el uso de los aires acondicionados casi produce un apagón: el nivel de la electricidad consumida llegó al 93% de la capacidad máxima de las centrales en servicio en la región.

La compañía TEPCO, el operador local, ahora se ocupa de reactivar las plantas geotérmicas, que estaban en desuso, y así solucionar el problema. Sin embargo, se requerirá aún cierto tiempo para vuelvan a ponerse en funcionamiento. Otra posible vía, la compra de energía a otras regiones del país, en este caso no puede ser aplicada, ya que la parte oeste de Japón emplea otra frecuencia de electricidad que la del este, donde se sitúa el área afectada.

Mientras tanto, las ventas de ventiladores en el país se han incrementado en un 70% comparando con el año 2010. A su vez, las empresas cambian los horarios para aprovechar las horas más frías de la madrugada y de la tarde; una de ellas incluso introdujo una siesta de dos horas al mediodía. Los capitalinos se preparan para el verano, quizás, más caluroso de toda su vida.