La Confederación de Estudiantes Universitarios de Chile convocó una multitudinaria marcha de protesta contra el actual sistema de enseñanza superior y secundaria. Cerca de 80.000 jóvenes y también profesores de distintas edades recorrieron las céntricas calles de Santiago para reclamar una mayor aportación del Estado en el sector.
A la marcha asistieron miles de estudiantes que han contraído deudas porque su deseo de graduarse les obligaba a suscribir créditos bancarios. Conforme a los datos oficiales, de un millón de universitarios chilenos, cerca del 10% está en mora. Los representantes de este importante grupo exigieron más impuestos a las grandes empresas, nacionalización de los recursos naturales y todo un complejo de medidas que solventen los problemas de financiación de la educación pública.
A su juicio, no corresponde a los jóvenes sustentar, endeudándose, al sistema educativo. Mientras, el Estado debería destinar el 1,5% del Producto Interno Bruto para cubrir las necesidades de la educación superior, frente al 0,4% que invierte actualmente.
La crítica de los portavoces de la movilización se centró en la Ley General de Educación del 2009 que, según ellos, solo declaró una enseñanza sin fines de lucro. El presidente del Colegio de Profesores de Chile, Jaime Gajardo, que también asistió a la marcha, indicó la necesidad de “un rediseño de la educación”. Otros participantes fueron unánimes reclamando unas reformas más profundas que preveía dicha ley y el abandono del modelo que se había impuesto durante la dictadura de Augusto Pinochet, que no aseguraba calidad ni equidad de la educación.
Ha sido la séptima manifestación de carácter masivo celebrada en Santiago desde mediados de mayo. Al igual que las anteriores, desembocó en enfrentamientos con la policía y destrozos del mobiliario urbano por ciertos grupos radicales minoritarios. Las fuerzas del orden público emplearon material antidisturbios y gases lacrimógenos para disolverlos.