En el Reino Unido se están realizando protestas cerca de una base de vigilancia y recogida de información controlada por Estados Unidos. Los manifestantes aseguran que la estación está involucrada en el sistema antimisiles norteamericano, que sirve únicamente a los intereses de Washington.
Menwith Hill, en el norte de Inglaterra, es la estación más grande de vigilancia y reconocimiento fuera de EE. UU. Tiene 32 antenas parabólicas desplegadas dentro de enormes estructuras circulares que pueden interceptar llamadas telefónicas, faxes y correos electrónicos en cualquier rincón del mundo. El complejo entró en funcionamiento en 1960 y está integrado en la gran red de espionaje denominada ECHELON, dirigida por el Gobierno norteamericano además del Reino Unido, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.
“Puede parecer inocua, pero lo importante es lo que pasa dentro de la base. Ni en el Parlamento ni en el servicio de inteligencia hay un solo empleado público capaz de ofrecer un panorama completo de lo que ocurre allí”, afirmó Yvonne Ridley, periodista y activista.
De hecho, aunque la base está bajo el mando de la Fuerza Aérea británica, la gran mayoría de los servicios está proporcionada por las Fuerzas Armadas estadounidenses.
“Esta base es el indicador de lo insólito en las relaciones especiales entre el Reino Unido y EE. UU. La base está controlada por los estadounidenses y las autoridades británicas no mandan. Esta no nos rinde cuentas a nosotros, el pueblo británico. Está involucrada en actividades y apoyo de guerras a las cuales nosotros, los británicos, nos oponemos”, resaltó Peter Tatchell, defensor de los derechos humanos.
Este enclave es un sitio frecuente donde los manifestantes muestran su poca tolerancia a la presencia norteamericana en su territorio. Ahora la base podría entrar en la configuración del controvertido escudo de EE. UU., que alertará sobre el lanzamiento de misiles balísticos. Una iniciativa que existe ya en Polonia y la República Checa, donde el Pentágono busca instalar sus bases con la consecuente preocupación de la población local, temerosa de que haya riesgo de ataques para destruir el sistema.
“Es una base de vigilancia y reconocimiento de gran importancia. Tiene varios propósitos. Uno de ellos es formar parte del sistema de defensa antimisiles, ese sistema absurdo que sirve tan solo a los intereses estadounidenses”, afirma Lindis Percy, coordinadora de la campaña.
Ya no cabe duda sobre el hecho de que la militarización y la dominación norteamericana avanzan a todo vapor por el planeta. Y este fragmento del mundo estadounidense firmemente establecido en el corazón del Reino Unido es solo uno de los numerosos ejemplos.