La Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, planea dejar unos 10.000 soldados en el territorio de Irak después de diciembre de 2011, fecha acordada para la retirada completa de las tropas norteamericanas de este país árabe.
En los últimos meses el Gobierno de EE. UU. estudia la iniciativa de mantener sobre el territorio de Irak a un contingente formado por 10.000 soldados. Este planteamiento rompería el denominado Acuerdo del Estado de las Tropas, alcanzado en 2008 por el primer ministro iraquí, Nouri al Maliki, y el presidente estadounidense de aquel entonces, George W. Bush.
La Casa Blanca advierte a Irak que no le queda mucho tiempo para solicitar una prórroga de la retirada
El tratado establece que las tropas de combate deberían retirarse del país a partir de junio de 2009, dando por finalizado el reemplazo en diciembre de 2011. Todo ello sujeto a una futura negociación que pudiera variar dicha operación.
Tal negociación no ha tenido lugar, por lo que EE. UU. se mantiene a la espera de que sea el Gobierno de Al Maliki quien formalice el pacto alcanzado.
La Casa Blanca ya advirtió a Irak de que no le queda mucho tiempo para pedir que las tropas estadounidenses continúen en el país árabe más allá de final de año. "El Gobierno iraquí no dispone de mucho tiempo para hacer una petición así", declaró el portavoz de la Presidencia norteamericana, Jay Carney.
"Estamos esperando a si el Gobierno nos hace o no una petición. Eso no ha sucedido", agregó Carney, subrayando que si Irak sugiere cambios en el plan acordado por ambas partes, para EE. UU. no sería un problema considerarlos.
Actualmente ambos países mantienen conversaciones políticas al respecto, pero EE. UU. no puede tomar decisiones unilaterales. Por lo que ahora se centra en los preparativos para la retirada, manteniendo el mínimo de 200 efectivos fijado en el acuerdo vigente.
Al Maliki, en cambio, considera el precio político que podría conllevar para sus intereses de cara a sus socios de Gobierno el permitir que soldados extranjeros aún permanezcan dentro de sus fronteras.
De lograr el consenso en el seno del Parlamento árabe y si finalmente se prorroga la extensión, el Pentágono mantendría un contingente de 10.000 militares, la mayoría desplegados alrededor de la capital, y el resto en otras zonas del interior de la nación. De no ser así se realizaría en diciembre el plazo definitivo de abandono del país, por parte de la Coalición Internacional.
La extensión de la presencia militar en Irak genera una amplia polémica
Durante su campaña electoral Barak Obama prometió que pondría fin a la invasión en Irak. Pero una solicitud de Bagdad podría ser la justificación que necesite para extender la presencia militar sobre suelo árabe.
Esta idea, sin embargo, ha generado controversia en el estamento político estadounidense, donde un número cada vez mayor de legisladores se inclina por el regreso absoluto de las tropas, dejando en manos iraquíes el destino del país.
Por su parte, la coalición de fuerzas que conforma el Ejecutivo iraquí liderado por el primer ministro se encuentra profundamente dividida. Las fuerzas nacionalistas desean la salida inmediata del destacamento internacional, alegando que un mayor plazo del estipulado podría generar mayores tensiones y protestas. Otros piensan que la presencia de la Alianza Internacional encabezada por Washington será mejor para la estabilidad nacional.
El analista político, Emilio Viano asegura que "actualmente hay muchos en Irak que se oponen a la presencia de fuerzas militares extranjeras. Hay divisiones muy profundas en el Gobierno irakí entre los grupos de influencia. Si Al Sadr se opone completamente a la continuación de la presencia de tropas norteamericanas, no podría naturalmente ser posible para Al Maliki mantenerlos allí, porque caería su Gobierno".
Pero que en la Cámara iraquí se produzca la aprobación de la medida se antoja utópico. Ya en 2008 el acuerdo auspiciado bajo las premisas de la ONU causó un profundo malestar entre la población y otros países árabes al ser considerado como una ocupación ilegítima del territorio. Por lo que son muchos los que creen que EE. UU. acatará el convenio y ordenará la retirada.
Mientras Al Maliki deshoja la margarita, los oficiales estadounidenses temen que la clase política iraquí esté esperando a que la mayoría de los soldados se encuentren ya fuera del país. Esto colocaría a la Administración Obama en la difícil posición de ordenar el envío de más tropas, una vez el grueso de la Fuerza haya sido retirado.