Las autoridades rusas investigan un accidente aéreo que se cobró la vida de siete personas. El mismo sucedió este lunes cuando un avión An-24 tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en un río de la provincia de Tomsk, en Siberia.
La aeronave cubría la ruta Tomsk–Surgut y perdió la cola en el aterrizaje. El accidente sucedió tras el incendio de uno de los motores. En total en el avión viajaban 36 personas, 26 de las cuales resultaron heridas, entre ellas un bebé. Afortunadamente su vida ya está fuera de peligro. De momento los equipos de rescate continúan tratando de encontrar a un pasajero que está desaparecido.
Tras el accidente, el presidente ruso, Dmitri Medvédev, propuso prohibir el uso de este tipo de aviones. Pero luego el Ministerio del Transporte de Rusia anunció que todavía no se ha planteado esta posibilidad. Según los datos del Ministerio, en la actualidad las compañías aéreas rusas explotan 99 aviones de este tipo. Anteriormente tras un accidente aéreo de una aeronave del modelo Tu-134 en el norte del país, Medvédev ya propuso la retirada de estos aparatos, que tienen una antigüedad considerable.