El presidente chileno, Sebastián Piñera, cuya popularidad cayó en picado en los últimos meses hasta alcanzar el mínimo histórico de apenas un 30%, remodeló su gabinete en respuesta al creciente descontento social. El mandatario introdujo cambios en ocho ministerios. En la mayoría de los casos se trató de un 'baile de sillas', aunque también al equipo de ministros se sumaron dos senadores, un intendente y un dirigente político.
Los cambios afectaron a la Secretaría de Gobierno y a los ministerios de Economía, Energía, Justicia, Planificación, Obras Públicas, Minería y Educación.
La agitación social comenzó en Chile el pasado mes de mayo, cuando el Gobierno dio su visto bueno al proyecto Hidroaysén que contemplaba la construcción de cinco centrales hidroeléctricas en la Patagonia chilena. A las protestas de ecologistas siguieron las de los estudiantes que exigían mayor financiación estatal de las instituciones educativas. La salida del ex ministro de educación, Joaquín Lavín, de la cartera de Educación fue contemplada por los ‘indignados’ chilenos como una consecuencia de sus movilizaciones.
“Conseguimos la respuesta a nuestra petición, pues exigíamos la renuncia del ministro por su inoperancia”, declaró a los periodistas Laura Ortiz, presidenta de la Asamblea de Estudiantes Secundarios (ACES). Sin embargo, los activistas reiteraron que, aunque el ministro era un “obstáculo”, el problema es estructural y no se soluciona del todo con una destitución. La portavoz de la Federación Metropolitana de Estudiantes Secundarios (Femes), señaló que el objetivo principal de los estudiantes es el cambio en la política del Estado sobre la educación pública.