Rusia enriquecerá el uranio iraní
Said Yalili, secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional y jefe de la delegación iraní, dio su conformidad parcial a la proposición del “sexteto” de mandar la mayoria de sus reservas de uranio a Rusia para su enriquecimiento. Por su parte, el representante ruso en las negociaciones, el viceministro de Relaciones Exteriores Serguei Riábov, declaró la disposición a estudiar el proyecto en detalles. Según informó una fuente de la delegación rusa, “Rusia está preparada para estudiar el tema del enriquecimiento del uranio iraní desde su nivel actual de 4% hasta un 19,75%, en el caso de recibirse la solicitud por parte del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA)”. Después del enriquecimiento Rusia tendrá que devolver el uranio enriquecido a Irán. Esta esquema podría garantizar a la comunidad internacional el carácter pacífico del programa atómico de Irán.
Los representantes de Irán y el “sexteto” acordaron también en Ginebra que los inspectores del OIEA podrían visitar la nueva planta iraní de enriquecimiento de uranio en Qom dentro de dos semanas. La semana pasada se descubrió que el régimen islámico construye una segunda planta nuclear cerca de la provincia de Qom. Este hecho provocó una reacción negativa de la comunidad internacional, especialmente de los EE. UU. “Irán permitirá que los inspectores del OIEA visiten su nueva planta nuclear. Creo que eso se hará en el transcurso de un par de semanas”, comunicó el Alto Representante de la UE para la Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana.
El ministro de Relaciones Exteriores de la república islámica, Manucher Motaki, declaró que las negociaciones en Ginebra se desarrollaron en una atmósfera “constructiva”. El representante iraní aseguró que su país está dispuesto a proseguir el diálogo e incluso a ampliarlo hasta el nivel de “cumbre”.
Teherán y los seis países que negocian sobre el programa nuclear de la república islámica volverán a reunirse este mes para realizar una segunda vuelta de negociaciones.
Los negociadores occidentales tratan de obtener de Irán el compromiso de probar, con plena cooperación y transparencia, que su programa nuclear no persigue fines militares.