La construcción de una planta termoeléctrica es la principal fuente de trabajo en Río Turbio en el extremo sur de Argentina. Los ecologistas dicen que el carbón mineral es muy nocivo para el medio ambiente pero los habitantes de la región, tras una crisis de desempleo, están dispuestos a correr el riesgo ecológico a cambio de sus puestos de trabajo.
En su época de esplendor en las décadas de los años 60 y 70 Río Turbio llegó a tener más de 17.000 habitantes. La principal fuente de trabajo era el rico yacimiento carbonífero que hay en la zona. Pero con el reemplazo del carbón como fuente de combustible de trenes y centrales eléctricas, la mina fue disminuyendo su actividad. Para los años 90 esta explotación daba trabajo a apenas 800 empleados y la población de la ciudad se había reducido a menos de la mitad, sólo 8.000 vecinos.
Mario Guzmán, un minero de la zona, recuerda: "La ciudad, en realidad, su peor momento fue allá por la década del 90. A partir de la política del Gobierno nacional de aquel entonces, en la mina se dejó de hacer inversiones (...). Vos podías ver caminar por la calle a gente que se embarcaba para volver a sus lugares de origen de donde había venido (...) la gente muy desanimada, pensando qué sería de nuestras vidas".
En el año 2004 la situación cambió de nuevo, el entonces presidente Néstor Kirchner, originario de aquella provincia, decidió impulsar la reactivación de la región construyendo allí una central termoeléctrica que utilizaba el carbón como combustible. Cuando comience a funcionar en 2012 la central producirá 240 megavatios, energía suficiente para abastecer una ciudad de 600.000 habitantes.
Las obras ya están muy avanzadas con un efecto inmediato en la generación de empleo. La cantidad de residentes de la ciudad subió casi al nivel de su mejor época. Hoy Río Turbio tiene una población de14.500 personas.
La empresa que construye la planta, la española Isolux Corsán, asegura que se aplicarán los más modernos estándares en el cuidado del medio ambiente. Antes de ser liberados por la chimenea los gases pasarán a través de un fluido, por lo cual no habrá hidrocarburos en el vapor que se emite al exterior. Ricardo Miranda, coordinador de medio ambiente de Isolux Corsán, cuenta que "la tecnología que se utiliza en esta central termoeléctrica es una tecnología moderna que consiste en una caldera de lecho fluidizado. A través de este sistema se van a capturar algunos componentes como el óxido de nitrógeno y azufre, evitando que de esa manera se liberen a la atmósfera como gases a través de la chimenea (..) o sea que no tenemos residuos de carbón, ni de gases contaminantes".
Al salir de la crisis de desempleo, la región se enfrenta ahora a un dilema ecológico. Porque todas las etapas del ciclo de procesamiento del carbón mineral, desde su extracción, lavado, combustión, hasta el tratamiento de los desechos son consideradas potencialmente peligrosas para la salud humana. La energía a base de carbón es considerada entonces como una de las más contaminantes por lo cual, las agrupaciones ecologistas se oponen firmemente a esta planta termoeléctrica.
Hernán Giardini, un activista argentino de Greenpeace, señala que los protectores del medio ambiente consideran que construir la planta "es ir a contramano de lo que se está planteando a nivel mundial. Sobre todo con el potencial eólico que tiene la Argentina, inclusive en esa región. Suena más a un capricho para resolver un conflicto histórico de esos trabajadores de esa mina y otorgarles una fuente laboral relacionada al carbón, que a un verdadero plan energético que mire en función de la situación mundial de calentamiento global".
Las organizaciones ecologistas sostienen que no se ha hecho un buen estudio del impacto ambiental de esta central y tampoco está definido cuál será el destino final de los desechos de esta planta.
Los ecologistas dicen que si en lugar de levantar esta planta que funciona a carbón se hubiera utilizado la misma cantidad de dinero para construir molinos eólicos, se obtendría el doble de energía eléctrica. Claro que eso no hubiera redundado en los mismos beneficios sociales de generación de empleo en esta pequeña localidad.Y si, al fin y al cabo, la cuestión es cómo mejorar la calidad de vida de las personas, es aquí donde la ecología llega a un punto crítico y polémico en el que puede perder una importante batalla, aunque no la guerra, frente a los recursos energéticos tradicionales.