El naufragio del crucero turístico 'Bulgaria' en el Río Volga abrió un debate a nivel nacional sobre la precaria situación del transporte fluvial en Rusia. El accidente evidenció la necesidad de modernizar la flota de barcos de pasajeros, aspecto que coincide con el impulso dado por el Gobierno ruso desde hace un año a través de la reducción de impuestos y la concesión de ayudas para que los barcos que tienen más de 20 años de servicio sean retirados y reemplazados por equipos más modernos.
"Nuestra Asociación siempre ha expresado la necesidad que hay de crear las condiciones en el país para modernizar la flota. Ahora hay todos los parámetros para esto. Por ejemplo, desde el 1 de julio de este año, la ley pasó la primera instancia. Dicha normativa insta a los propietarios a adquirir barcos producidos en Rusia y también da competitividad a las fábricas locales", dice Alexéi Klabin, presidente de la Asociación de Compañías Fluviales.
Este tipo de medida provocó preocupación entre los transportadores de diferentes regiones del país que afirman que pese al fomento e incentivos para modernizarse, no es suficiente. "Tenemos 5 motonaves del modelo Moscú que realizan recorridos con pasajeros y cuya operación no es rentable porque un pasaje cuesta apenas 50 centavos de dólar, un trayecto que es subvencionado por el presupuesto de la ciudad o de la región", expresa Andréi Zhanin, jefe de Dirección de Pasajeros del puerto de Yaroslavl.
Pocas empresas pueden generar ganancias necesarias para financiar la modernización de sus equipos, tomando en cuenta que una embarcación nueva de un diseño como el 'Moscú' cuesta unos 712.000 dólares. "Las motonaves como la Moscú no son tan viejas. La más antigua data de los ochenta que para los barcos no es mucha edad. Además cada cinco años se someten a un chequeo general. El estado de los cascos de los buques es excelente. Lo más importante aquí son sus motores", continúa Andréi Zhanin.
De cumplirse con las reparaciones y ciclos de mantenimiento preventivo, los barcos pueden surcar las aguas de los ríos por muchas décadas más, así lo han demostrado las miles de embarcaciones construidas en la época soviética, que aún continúan en servicio. Muchos de los pasajeros consideran estas naves una necesidad para su día a día y restan importancia al lujo o modernidad de los botes.
"Estos barcos son como buses en la tierra que permiten llegar al destino, pero aquí hay menos pasajeros. Yo creo que son imprescindibles para los habitantes locales para que se puedan comunicar con las grandes ciudades", expresa el pasajero Serguéi Bogatiriov.
Ante este panorama, el futuro de las pequeñas empresas fluviales es incierto, así mismo lo es para los miles de usuarios, quienes finalmente serían los más perjudicados si se llegara a presentar una suspensión del servicio.