Los violentos tiempos de las dictaduras en América Latina dejaron miles de muertos y también mutilaron las vidas de los que lograron sobrevivir. ¿Pero dónde aprendieron los soldados estos métodos de interrogatorio? En muchos casos, han sido prácticas importadas desde Estados Unidos.
“Pocas personas han sobrevivido a las torturas en Colombia. La mayor parte de la gente fue torturada por 10 días y después los fusilaron, y muchos han desaparecido”, cuenta Héctor Aristizábal, activista de derechos humanos que sobrevivió a descargas eléctricas, intentos de asfixia con bolsas de plástico y otras vejaciones en una prisión colombiana.
Según Aristizábal, a menudo la ‘ciencia’ de la tortura es importada del Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, llamado también la Escuela de las Américas.
Esta organización para la instrucción militar, situada en Columbus (Georgia), enseñó métodos de interrogatorio a soldados de Argentina, Colombia, Bolivia y Guatemala.
“Colombia usó los servicios más que otros países”, explica el superviviente. Alrededor de 60.000 personas salieron de las puertas de la Escuela de las Américas con diplomas, 10.000 de los cuales eran colombianos.
Sin embargo, después de que el Congreso denunciara que la Escuela enseñaba técnicas de tortura, el Departamento de Defensa declaró que no sabía nada al respecto, aunque en la práctica los oscuros esfuerzos de la Escuela no fueron en vano, como lo demuestran la prisión de Abú Graib y otros centros secretos de reclusión de la CIA.
Difundiendo los valores democráticos, EE. UU. critica duramente a los países denunciados por violaciones de los derechos humanos. Pero estos casos de torturas demuestran que muchas veces es fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio.