Un globo con forma de cápsula espacial devuelve el espíritu de Gagarin a los cielos
La región de Pskov, en el oeste de Rusia, reúne a pilotos de todo el país que participan en el festival de navegación aérea que se celebra cada año. Los participantes del evento esperan que el mal tiempo no arruine su celebración, ya que el clima en esta región es bastante inestable.
Este año fue muy especial: el festival estuvo dedicado a la celebración del 50 aniversario del vuelo pionero de Yuri Gagarin al espacio. Por eso la tripulación de Stanislav Fédorov se puso manos a la obra desde el primer día: su globo era el más grande de todos los que participaban, y era una copia exacta de la cápsula de la nave esférica 'Vostok', en la que el famoso cosmonauta ruso regresó desde el espacio.
La primera tarea de los pilotos era extender el globo lo mejor posible sobre la tierra, ya que la formación de pliegues en la tela puede impedir una adecuada distribución del aire. Pero para cumplir su trabajo les faltaba espacio: la pista de despegue estaba dentro de un antiguo castillo.
Antes de comenzar la competición, los aeronautas pusieron sus globos a prueba. La partida se realizó por la tarde, cuando el viento se calmó y no perjudicaba los vuelos. Para evitar choques y otros problemas, primero despegaron los globos de menor tamaño y después los más grandes, entre los que figuraba el 'Vostok'.
El vuelo se prolonga 15 minutos, durante los cuales los tripulantes tienen que realizar maniobras para evitar ráfagas desfavorables. Para ello están obligados a usar su única herramienta: la boquilla de gas. Deben actuar con anticipación porque el globo no es tan ligero como parece.
“Dentro de la envoltura hay 5-6 toneladas del aire y el peso del aire que se apega al globo es dos o tres veces mayor. Por eso tenemos 18-20 toneladas de peso inerte. Eso significa que la reacción después del uso de la boquilla de gas llega después de varios segundos”, dijo Nikolái Galkin, tripulante de uno de los globos.
El festival cuenta con ganadores y perdedores. Pero los derrotados no sienten tristeza ni amargura, ya que su principal objetivo no es obtener trofeos, sino conquistar el cielo. Tal como lo hizo hace medio siglo el legendario Yuri Gagarin.