Pese a que la economía estadounidense parece que necesita inmigrantes, durante el año en curso 40 estados norteamericanos han promulgado o adoptado 246 leyes y resoluciones antiinmigración. Son los datos que revela el reciente informe de la Conferencia Nacional de Parlamentos Estatales.
Las leyes van desde restricciones a la contratación hasta la identificación de votantes y la autorización de abonar matrículas educativas como residentes del estado para inmigrantes ilegales. Además, cinco estados sancionaron legislaciones inspiradas en la ley de Arizona de 2010, que dio a la Policía el poder de controlar la inmigración.
Otros 14 estados incluyeron financiamiento para iniciativas de inmigración en sus presupuestos. En comparación, en el 2005 los estados promulgaron sólo 38 leyes sobre inmigración. El periodista Rafael Prieto Zartha vincula el crecimiento del número de las leyes antiinmigración con la actividad de algunos grupos de presión que promueven prejuicios sobre inmigrantes.
"Existen organizaciones que se dedican a fomentar el sentimiento antiinmigrante, como la Federación Americana de la Reforma de Inmigración o el Centro de Estudios de Inmigración de Washington" cuyo trabajo conduce a decir que "los inmigrantes son una carga y un problema" para Estados Unidos, explica Rafael Zartha.
Además el experto recuerda que "el poder adquisitivo de los de los hispanos (entre los cuales por supuesto hay un sector grandísimo de indocumentados) se cuenta en trillones de dólares y es el dinero que el país irá perdiendo en la medida de que la gente se vaya" debido a estas medidas "drásticas".
Pero aparte del aspecto económico del asunto, siempre hay vidas humanas implicadas y "lo que es injusto es que gente que ha estado en EE. UU. por muchos años y estuvo trabajando muy duramente, en un momento determinado sea expulsada del país", sostiene Zartha.