El Gobierno del Reino Unido no descarta la posibilidad de introducir el toque de queda. Además se manifiesta a favor del desalojo de los participantes de los recientes disturbios en el país. Sin embargo, muchos ciudadanos reclaman por quedarse sin ninguna protección policial.
Algunos analistas coinciden en que las autoridades deben resolver las raíces sociales del problema en vez de oprimir a la población.
Pese a todas las promesas gubernamentales, los ciudadanos del Reino Unido no se sienten protegidos. Quizás por eso las ventas de bates de béisbol en Internet han aumentado en un 5 mil %. Al mismo tiempo los habitantes se reúnen para formar un ejército improvisado que busca proteger sus bienes.
“Jóvenes y mayores patrullamos en grupos la zona para ver si surgen problemas en algún lugar. Informamos a la policía, no nos tomamos la justicia por mano propia”, confiesa Amarjiot Singh Dhillon, asesor del comité del templo ‘Southall Gurdwara’ de Birmingham.
En el barrio capitalino de Enfield las fuerzas populares se ven mucho más serias. Unos 500 hombres han salido a la calle, listos para echar a los alborotadores de la ciudad. No obstante a pesar de la atmósfera de violencia que reina en la ciudad, estos jóvenes luchan por la justicia.
“Muchos están aquí para ayudar. Obviamente las acciones de algunos tendrán el efecto contrario, pero lo mismo ocurrirá en todas partes”, comenta una residente londinense.
“Tengo hijos pequeños y no quiero que salgan a la calle mientras pase todo esto”, asegura otra mujer. En tanto otro joven argumenta que “si la cantidad de policías no es suficiente” están dispuestos a ayudarlos, para vigilar sus negocios “y expulsar a los violentos de la ciudad”.
“No queremos ningún problema. Sólo queremos proteger nuestra ciudad”, reclama la ciudadanía.
Quizás este frente popular es lo que tenía en cuenta David Cameron que ya desde hace tiempo había utilizado el término de Gran Sociedad en sus discursos. Los ciudadanos deben compartir la responsabilidad por mantener la seguridad con las autoridades.
“Lo que he visto en Birmingham donde la gente se reunía para proteger sus comunidades fue algo bueno”, dijo el primer ministro británico.
Parece que a poco los 16 mil policías logran apaciguar los disturbios en el país. Las ciudades han vivido su primera noche tranquila tras el inicio de los desórdenes. Sin embargo la situación todavía puede cambiar y el gobierno está listo para reaccionar. Así el primer ministro ha advertido que en caso de que sea necesario, las autoridades acudieran al apoyo del ejército para combatir las violentas protestas.
Además David Cameron ha propuesto bloquear las redes sociales en el país para disminuir el riesgo de que los manifestantes puedan organizarse y generar nuevos disturbios. Pero muchos creen que de este modo el gobierno sólo esta desviando la atención de la verdadera solución del problema.
“Después de que los medios aclamaran las revoluciones convocadas por Facebook y Twitter en el mundo árabe y el norte de África, las autoridades arremetieron contra los medios de comunicación aquí. Pero el problema no son ellos, sino la desigualdad social existente. Necesitamos hechos concretos y no las palabras vacías de los políticos”, exige el activista político Chris Knight.
En tanto varios ciudadanos ya han pagado sus vidas defendiendo sus bienes. Tres jóvenes asiáticos en Birmingham fueron atropellados por un coche conducido por vándalos cuando intentaban defender sus comercios.
Mientras un enorme número de policías está patrullando las calles las fuerzas populares prueban que la gente aún no cree que la policía sea capaz de defenderlos. Con los recortes presupuestarios, quizás este ejército pueda asumir el papel de las obsoletas fuerzas de seguridad.