Activistas jordanos se han mostrado decepcionados con el plan de reforma constitucional aprobado por el rey Abdalá II de Jordania. A pesar de que, según el monarca, el documento contiene "enmiendas históricas" a la Constitución, ha dejado aparte una de las cuestiones más polémicas: el derecho a designar al primer ministro y al gabinete.
En un discurso televisivo que el rey pronunció hace tiempo con motivo de su 12 aniversario en el poder, se comprometió a renunciar a su derecho a nombrar a los ministros. Sin embargo, no precisó los plazos. Hasta ahora la cosa ha quedado fuera de la discusión legislativa.
Sin embargo, observadores internacionales admiten que las enmiendas sí son un importante avance. Se prevé la creación de una corte constitucional, es decir, a partir de ahora los civiles serán juzgados en las cortes civiles y los ministros en las cortes civiles supremas. Para los tribunales militares se quedarán los casos de terrorismo y de espionaje.
El documento estipula, además, la formación de comisiones independientes para vigilar las elecciones. Cualquier denuncia vinculada con los comicios también será estudiada en una corte civil.
Otros cambios fueron bajar la edad mínima de los legisladores de 35 hasta 25 años y defender la libertad de palabra: solo se podrá prohibir publicar un periódico con "una orden judicial" aprobada por la asamblea nacional, mientras que hasta ahora bastaba con una orden del rey.
El documento acentúa también las garantías de libertad personal: "Cualquier violación de derechos, libertades públicas o santidad de la vida privada de los jordanos es un crimen que debe ser castigado por la ley".
Para convertirse en ley, las enmiendas deben pasar todavía "por el respectivo proceso constitucional", según las autoridades. Se prevé que entren en vigor dentro de unos meses.