EE. UU. y el saco roto de Afganistán: millones de dólares llegan por error a los talibán
Los insurgentes del movimiento talibán han recibido unos 360 millones de dólares de los fondos que el gobierno de EE. UU. había destinado para la reconstrucción de Afganistán. Estas son las conclusiones a las que ha llegado la comisión especial del Ejército estadounidense, encabezada por el general David Petraeus.
Los fondos terminaron en manos de los enemigos de la coalición encabezada por Estados Unidos -talibanes y criminales- debido al alto nivel de corrupción existente en el país islámico. Para garantizar la seguridad durante las transferencias y los traslados de dinero, EE. UU. ha recurrido a la mediación de militares afganos, que a lo largo de una década fueron transfiriendo el dinero destinado a avivar la economía del país y a mejorar la calidad de vida de sus habitantes a las cuentas de empresas y personas vinculadas a la insurgencia o a las redes criminales.
En la investigación aparece nombrado un tal Ruhallah, que al parecer se encargaba de garantizar la seguridad a lo largo de la carretera que unía Kabul con Kandahar. Entre 2009 y 2010 recibió unos 1.700 millones de dólares de una compañía subcontratada de transporte. En el documento se señala que aquellos que rechazaban los servicios de agentes de Ruhallah recibían amenazas de secuestro o asesinato. La investigación reveló que Ruhallah ha participado en operaciones militares contra los talibanes en varias ocasiones, pero que al mismo tiempo les pagaba a los insurgentes siempre y cuando esto favoreciera a sus intereses particulares.
El grupo especial del Ejército estadounidense comenzó su investigación en 2010 y el pasado mes julio dio a conocer los primeros resultados. Inicialmente se informó del desvío de unos 7.400 millones del total de 600 millones de dólares que hasta aquél momento el gobierno de EE. UU. había transferido para la reconstrucción de Afganistán. Sin embargo, el representante del Pentágono, coronel Dave Lapan afirmó que estos datos eran demasiado exagerados.
Para la activista Medea Benjamin, el caso demuestra que llegó la hora de retirar las tropas estadounidenses de Afganistán. Benjamín califica de “ridículo” el hecho de que EE. UU. esté luchando 10 años en Afganistán “en una guerra que no se puede ganar” y esté financiando a los talibán. Para reforzar su posición, Benjamin cita las recientes encuestas según las cuales un 70% de la población está en contra de las guerras, tanto en Irak como en Afganistán.
“Después de diez años yo creo que ya es hora de preguntarse por qué estamos ahí. Sobre todo cuando murieron más de 30 soldados americanos hace dos semanas. Es otra indicación de que esta guerra no se puede ganar y no debemos seguir gastando ni las vidas de nuestros soldados ni nuestro dinero en Afganistán”, opina.
* El movimiento talibán, designado como "organización terrorista" por el Consejo de Seguridad de la ONU, está declarado como grupo terrorista y prohibido en Rusia.