Moscú se ha pronunciado en contra de los llamamientos de EE. UU. y la Unión Europea a favor de la dimisión del presidente sirio. Según una fuente del Ministerio de Exteriores ruso, es necesario dar tiempo al régimen de Bashar al-Assad para llevar a cabo las reformas anunciadas.
Rusia también considera la declaración del líder sirio sobre el término de todas las operaciones militares en el territorio de la nación árabe un avance significativo.
Además, se prevé una visita de una delegación de políticos y senadores rusos a Siria para conocer la verdadera situación desde el lugar. Estos representantes planean mantener una serie de encuentros, tanto con el Ejecutivo como con la oposición.
Entre tanto, algunos analistas opinan que la introducción de nuevas sanciones contra Damasco por parte de Washington tiene mucho que ver con las simpatías del país árabe hacia Moscú. Así, Wilfredo A. Ruiz, experto en Oriente Medio, considera que "el régimen sirio ya tiene la antipatía tanto de EE. UU., como de algunos países occidentales, porque se le ha relacionado de tener afinidad con países como Rusia y eso no le es simpático, obviamente, a los países occidentales".