Rusia ocupa actualmente el segundo lugar en la lista de los países con más inmigrantes después de los EE. UU. Más de 12 millones de extranjeros vienen al país cada año. Los “ajenos” aceptan los trabajos que nadie quiere y no siempre son bien recibidos.
Para muchos habitantes de las antiguas repúblicas soviéticas —en donde las tasas de desempleo son elevadísimas— Rusia es la única oportunidad de ganarse la vida (y no se pueden permitir el lujo de elegir). Nurlán Suigúrov, quien posee dos títulos universitarios, trabaja a 3 mil kilómetros de su casa en una fábrica de pasteles en las afueras de Moscú. No pudo resistirse a esta “dulce” propuesta.
“Creo que podría encontrar un trabajo similar allí en Kirguistán, pero los salarios son mucho más bajos” señaló Nurlán.
Rusia necesita a los inmigrantes de igual manera que ellos necesitan a Rusia puesto que es un país en donde falta mano de obra y la población disminuye constantemente, sin embargo, la mayoría de los rusos no quieren oír este argumento. Según algunas encuestas recientes, más de 60% de los habitantes de este país están a favor de que se limite el flujo de inmigrantes.
“No es que esté en contra de los inmigrantes, pero me gustaría que respetaran a los rusos. A veces me inspiran compasión, pero otras veces me sacan de quicio. Son ladrones y roban todo lo que está a su alcance”, señaló un residente de Moscú.
Mientras la oposición a la presencia de inmigrantes se hace cada vez más fuerte, muchos expertos insisten en que ésta es la única posibilidad de Rusia para mantener el nivel demográfico e, incluso, es indispensable para la sociedad.
Anatoly Visnevsky, un experto demográfico, señaló: “La población de Rusia envejece. Incluso en el caso de que aumente la fecundidad, tendríamos que esperar unos 20 años a que [las nuevas generaciones] alcancen la edad para trabajar. Los inmigrantes pueden trabajar ahora mismo.”
Muchos expertos aseguran que los rusos deben respetar el trabajo de los inmigrantes porque, a diferencia de los EE. UU. (donde la mayoría de los inmigrantes se quedan a residir), los inmigrantes que vienen a Rusia casi siempre tienen intenciones de volver. Nurlán sólo quiere ganar lo suficiente para comprarse una casa, pero allá en Kirguistán. “No quiero ser un inmigrante, yo quiero vivir en mi país” señaló.