Las vacaciones de los niños nipones en Rusia, estropeadas por el tiburón asesino

33 niños de las prefecturas niponas de Iwate y Miyagi, sacudidas por el tsunami de marzo de 2011, están pasando sus vacaciones de verano en el Oriene Lejano ruso. Su semana de recreo se hospedan en el centro infantil Okeán, ubicado en la orilla del golfo de Pedro el Grande, donde en los últimos días se han registrado dos ataques de un tiburón asesino.

Como consecuencia de los ataques, el Ministerio local de Emergencias publicó una lista de instrucciones de cómo hacer frente a la amenaza. Las recomendaciones principales son: no entrar en el agua; no tratar de salvarse del tiburón nadando, ya que "él es mucho más rápido", y en caso de un ataque tratar de "tirar al tiburón todo lo que tenga a su alcance e intente acertar en los ojos o las branquias".

Como el único consejo que puede ponerse en práctica es "no entrar en el agua", la administración del centro prohibió a los niños acercarse a la playa. Con lo que los alumnos japoneses, igual que sus 'compañeros en desgracia' rusos, tienen que conformarse con excursiones.

Entre otras actividades pueden practicar deportes, comunicarse en lengua extranjera y dar clases. La mayoría de los rusos que conviven con los nipones en Okeán estudian japonés en la escuela, así que ahora tienen una buena práctica. Aparte, están 'probando sus fuerzas' como maestros: dan clases de ruso a sus compañeros. Los japoneses, en cambio, dan clases de origami —el arte tradicional japonés del plegado de papel para obtener figuras de formas variadas— y de escritura de ideogramas. Según comentan los niños rusos, se divierten mucho conociendo de cerca los detalles de la vida en el país del sol naciente.

El consulado de Japón, por su parte, subraya que unas vacaciones tan cortas era algo inevitable, ya que los niños necesitan compensar el tiempo perdido. El año escolar en las zonas afectadas se vio muy reducido a causa del tsunami.