La mayoría de los países del mundo no se muestran indiferentes ante la etapa actual del conflicto libio, que, al parecer, está muy cerca de decantarse definitivamente a favor de los rebeldes. Occidente saluda el posible paso de los libios hacia la democracia; mientras tanto, el presidente venezolano Hugo Chávez se niega a reconocer cualquier autoridad, excepto la de Muammar Gaddafi.
La portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Victoria Nuland, declaró que en la situación actual Gaddafi debe renunciar al poder, y los rebeldes, abstenerse de venganzas contra sus oponentes políticos. Al mismo tiempo, Nuland opinó que la transición a la democracia se ha iniciado en el país, y que EE. UU. “en este momento histórico está con el pueblo orgulloso de Libia”.
Italia, Francia, Reino Unido y Canadá se unieron a la posición estadounidense, al considerar que el momento actual es estratégicamente favorable para la resolución del conflicto y para el nacimiento de una Libia democrática y unida. Al mismo tiempo, advierten a los rebeldes que no bajen la guardia y mantengan la presión sobre el régimen para lograr finalmente la salida de Gaddafi de la escena política.
La bandera tricolor de la rebelión libia ya se alza sobre la embajada del país en México. Lo mismo podrán hacer pronto los diplomáticos norteafricanos en Moscú, siguiendo el ejemplo de sus colegas en Siria, Argelia, Bielorrusia, Ucrania y algunos otros países.
Sin embargo, existen otros puntos de vista sobre el tema. El presidente venezolano Hugo Chávez caracterizó la situación de "una nueva estrategia del imperialismo: poner a los pueblos a pelear como perros (...); armar aquí, armar allá y luego bombardeamos y tomamos ese país". Barack Obama "ya dijo que colaborarán económicamente con el nuevo Gobierno libio, que por supuesto nosotros no reconocemos", anunció el líder de la república bolivariana. Chávez agregó que el único poder que reconoce Venezuela es el poder de Muammar Gaddafi.
Al mismo tiempo, el canciller de ese país, Nicolás Maduro, al responder sobre el posible asilo político para el coronel, dijo que el último ya ha declarado en reiteradas oportunidades que "está en su tierra y se va a quedar en su tierra".
El Gobierno de Ecuador también criticó la estrategia de la operación militar en Libia. El subsecretario de la Cancillería ecuatoriana para Asia, África y Oceanía, Rafael Quintero, declaró que "el control del Gobierno debe ser determinado por el pueblo libio, no por una alianza militar con miles de bombardeos". Además, ha calificado de "absolutamente inadmisible" lo que, según su opinión, es el intento de Occidente de "repartirse el territorio petrolero" de Libia.
Mientras tanto, Nicaragua está dispuesta a otorgar el asilo político a Gaddafi, así como a “todos los que lo necesiten”, según anunciaron desde el Consejo Económico del presidente Daniel Ortega.
El analista político Adrián Salbuchi también cree que el mayor interés de la coalición que efectúa la operación militar son los recursos naturales. “De hecho se van a quedar con el petróleo libio”, afirma Salbuchi. “Una y otra vez volvemos a lo mismo: buscan erosionar la soberanía de los estados”.
A su vez, el ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Antonio Patriota, anunció que "Brasil reconoce Estados, no gobiernos" e indicó que será la ONU la que determinará cuál de las partes del conflicto representará a Libia en la comunidad mundial.
Patriota añadió que tiene información de que los rebeldes “respetarán los contratos” con las empresas extranjeras que operan en el país, aún cuando hayan negociado su presencia con el Gobierno de Muammar Gaddafi. Estos datos son esenciales tanto para Brasil, como para Rusia: ambos países están ampliamente representados en Libia y tienen motivos para inquietarse por sus intereses, tras su posición neutral durante el desarrollo del conflicto.
Mientras tanto, el Consejo de Seguridad de la ONU acaba de realizar una reunión a puerta cerrada, dedicada al análisis de la situación ante la posible conclusión cercana del conflicto libio. Uno de los temas más significativos era el levantamiento de las sanciones, anteriormente impuestas contra el país, y el desbloqueo de los fondos.
Por el momento los integrantes del organismo están discutiendo esta cuestión, ya que, mientras algunos de ellos, como Alemania, están a favor de una aplicación más rápida de esta medida, otros opinan que hay que ir con mucha cautela, ya que la situación actual es incierta.