Los enfrentamientos en Siria ocupan un nuevo frente. Mientras todo el mundo se informa de lo que sucede en este país árabe a través de las imágenes subidas a Internet, el Gobierno insiste en que estas no son fiables. Sin embargo, al mismo tiempo censura el trabajo de los periodistas.
Los videos subidos a YouTube se han convertido en una de las fuentes principales de información para las televisiones y las agencias internacionales. No obstante, las autoridades sirias declaran que no es una fuente fidedigna. Así, Reem Haddad, portavoz del Ministerio de Información sirio, señala que “YouTube no es creíble, al igual que no lo es mostrar una noticia a través de ‘testigos”. Haddad afirma que cualquiera podría hacer de ´testigo´: “Yo puedo ser un testigo y gritar: 'Ayúdennos, nos están matando'. Estas no son prácticas fiables para explicar lo que está pasando”.
Pero el corresponsal del canal internacional árabe Al Arabiya, Hanna, rebate a las autoridades. Hanna lleva más de 20 años trabajando como corresponsal político, tres de ellos en su propio país. Este periodista asegura que no puede sacar la cámara del edificio sin un permiso previo. “El Gobierno no nos deja trabajar. Tenemos que conocer lo que pasa a través de los medios internacionales que no se encuentran aquí. El Ejecutivo no está actuando correctamente porque la batalla es mediática y sus enemigos la están ganando”, explica.
Pero no son solo los periodistas sirios, sino también los extranjeros los que sufren la censura. Según Reporteros Sin Fronteras, Siria es uno de los diez países del mundo en peor situación en cuanto a la libertad de expresión.
Los periodistas no tienen plena libertad de movimientos. Habitualmente los medios internacionales acuden a los diferentes lugares del conflicto días después y deben hacerlo en los autobuses operados por el propio Gobierno.
Damasco insiste en que las televisiones internacionales son totalmente parciales. Zamer Derwish, editor de uno de los canales estatales sirios, explica las manipulaciones que se hacen sobre el país en el exterior. “Hay muchos casos. Así en un video que se difundió en Al Arabiya se ve una madre que está llorando porque supuestamente uno de sus hijos murió en una manifestación en Siria. Pero otro video revela que realmente el hecho ocurrió en Irak, hace dos años”, cuenta.
Imágenes de grupos armados opuestos al Gobierno sirio aparecen constantemente en el canal estatal, pero raramente son emitidas en los medios extranjeros. La portavoz del Ministerio de Información del país dice al respecto: “Lo único que pedimos es que la verdad salga a la luz y se cuente la historia desde todos los puntos de vista y no solo una única versión.”
Sin embargo, diferentes periodistas independientes sirios aseguran que la represión del régimen no deja espacio para el trabajo objetivo. Numerosos videos grabados por ellos mismos muestran las presiones que les imponen las fuerzas armadas y la propia autocensura. El miedo a las represalias le hace mantenerse en el anonimato.
“Yo he visto como un periodista amigo era asesinado por las fuerzas armadas en una manifestación, simplemente por estar grabando con un móvil”, asegura. Las cifras de activistas de los derechos humanos revelan que casi un 70% de los civiles que fueron asesinados en las manifestaciones estaban grabando con un móvil.
Los teléfonos móviles se han convertido en un arma de doble filo. Gracias a sus imágenes, una parte de la población del país ha podido rasgar el velo informativo que existe. Pero fuera de sus fronteras, los medios internacionales continúan reproduciendo secuencias que no pueden ser verificadas, lo que ha sesgado la información hasta desvirtuar la realidad de lo que ocurre en Siria.