El jefe del Consejo Nacional de Transición (CNT), Mustafa Abdel Yalil, se ha situado, gracias a los sucesos en Libia, en el centro de la atención de la prensa y de los políticos mundiales. Pero, ¿quién es el líder de la nueva revolución libia a cuyo nombre muchos vinculan el futuro de este país?
Nacido en 1952 en la ciudad de Al Bayda, en el noreste de Libia, Abdel Yalil comenzó su carrera como jurista y durante casi 30 años ejerció como juez en su ciudad natal y posteriormente en Trípoli. En 2007 fue designado ministro de Justicia de Libia en el Gobierno de Muammar Gaddafi, pero pronto comenzó a mostrar su desacuerdo con el curso político impuesto por el mandatario.
En el año 2010 Abdel Yalil declaró públicamente que en la prisión secreta de Abu Salim, en Trípoli, más de 300 presos estaban encarcelados sin razones legales. Luego reiteró estas denuncias varias veces, ganándose el respecto en Occidente como una persona con opinión propia en el Gobierno de Gaddafi.
Su conflicto con Gaddafi se agudizó en febrero de 2011, cuando las tropas del régimen abrieron fuego contra una manifestación pacífica en Bengasi que por aquel entonces ya era el bastión de los adversarios y opositores del líder libio. Protestando contra estas acciones, Abdel Yalil renunció a su cargo, se unió a los rebeldes y participó en la creación del Consejo Nacional de Transición.
En los últimos meses Mustafa Abdel Yalil se convirtió en el principal representante de la oposición libia en la arena política mundial. El 20 de abril hizo una visita a París, donde se reunió con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien declaró que reconoce al Consejo Nacional de Transición como el órgano legítimo del poder en Libia.
No obstante, pese a los logros de los rebeldes en el frente libio, muchos analistas y políticos temen que el futuro del país pueda ser muy inestable, ya que los grupos opositores no están unidos en torno a un solo líder y pueden enfrentarse entre ellos mismos. De este modo, tras la caída del régimen de Gaddafi podría comenzar una nueva lucha interna por el poder, que incluso podría llevar a la desintegración del país.