Una reciente filtración de cables por parte de WikiLeaks revela que Vaticano ha estado preocupado por la línea política de algunos líderes latinoamericanos desde 2005. Precisamente, el dossier indica que la iglesia católica ve “de manera negativa” el rumbo izquierdista de varios países de la región.
Además, el documento dice que el embajador estadounidense se reunió con el cardenal Leonardo Sandri: por aquel entonces sustituto de la Secretaría de Estado del Vaticano. Ese encuentro sirvió para consultar al purpurado sobre la política de la iglesia hacia América Latina.
Sandri, quien anteriormente fue nuncio apostólico en México y en Venezuela, se manifestó favorable a la idea de “una ayuda directa a la iglesia católica de Venezuela” a nivel de financiación por parte de Norteamérica. Uno de los objetivos sería contrarrestar la fuerza social de Hugo Chávez.
El profesor de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez (México), Víctor Manuel Quintana, opina que Estados Unidos “está buscando un amasiato perverso con la Iglesia Católica para mantener la influencia decreciente de uno y del otro en América Latina”. Por su parte los eclesiásticos, a su juicio, “desconfían del poder que tengan sobre los feligreses en este aspecto político”.
“Por más que la mayoría de los pueblos americanos siga siendo católico —dice el científico—, ya no sigue tanto, en las orientaciones de la jerarquía, en lo que se refiere a las opciones políticas. Y eso lo sabe la jerarquía; y por eso en lugar de acudir a los fueros intelectuales, que son muy débiles, acuden al poder de los estados”.
“La jerarquía eclesiástica católica latinoamericana —sugiere Quintana— debería preocuparse por las condiciones de pobreza y desigualdad, no por el ascenso de los gobiernos de izquierda en América Latina. Deberían ver que la gestión de un gobierno de izquierda ha ayudado a que mejoren las condiciones de vida de las personas”.