El alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg, ordenó la evacuación obligatoria de 250.000 residentes en las áreas de mayor riesgo. Se espera que el huracán Irene llegue a la Gran Manzana el domingo.
Es la primera vez en la historia que se ordena la evacuación de la ciudad. "Nunca habíamos ordenado una evacuación obligatoria antes, y no lo estaríamos haciendo ahora si no pensáramos que esta tormenta tiene el potencial como para ser bastante seria", comentó Bloomberg, describiendo la situación.
La orden afectará a las zonas situadas bajo el nivel del mar. Se trata de las áreas costeras de los barrios de Brooklyn, Queens y Staten Island, incluyendo Wall Street. La gente que no tenga dónde ir será albergada en los refugios, especialmente preparados por las autoridades.
El alcalde también informó que desde el mediodía del sábado interrumpirán su servicio todos los sistemas de transporte público: el metro, los buses y el ferrocarril. La gente que tiene orden de evacuar la zona, deberá abandonar sus hogares antes de las 17:00 del sábado (hora local), aunque Bloomberg instó a los afectados a que se muevan lo más pronto posible, ya que el transporte no tendrá capacidad de abarcar a todos la mañana del sábado.
Mientras tanto, el presidente de EE. UU., Barack Obama, acortó sus vacaciones en un día y regresó a Washington para dirigir en persona el dispositivo ante la llegada del huracán. El mandatario ya se dirigió a la población y dejó claro que la amenaza es seria.
"No esperen, no se duerman. Esperemos que todo vaya bien, pero debemos estar preparados para lo peor. Hay que tomarse esta tormenta en serio", afirmó Obama. “Y si reciben la orden de evacuar, síganla. Todas las informaciones indican que es un huracán histórico”.
En Washington, que también se prepara para el desastre, la gente ya adquirió casi toda el agua que estaba disponible en las tiendas. Los residentes de la capital temen quedarse sin agua potable, por un posible corte en el suministro de sus hogares.
La llegada del huracán afecta también a los aeropuertos, entre ellos uno de los más grandes del mundo, el J. F. Kennedy de Nueva York. El número de vuelos cancelados ya supera los 2.400.
También han sido suspendidos hasta el lunes todas las obras en las zonas amenazadas. Además, las autoridades recomendaron que los residentes eviten salir a parques y jardines, ya que existe el riesgo de caída de árboles. También las playas, por el fuerte oleaje que se observará durante el paso del huracán.
Los estados de Carolina del Norte, Maryland, Virginia, Delaware, Connecticut, Nueva Jersey y Nueva York ya han declarado el estado de emergencia. El huracán actualmente registra vientos de unos 185 kilómetros por hora, pero los expertos indican, que puede reforzarse aún más al llegar a tierra.