WikiLeaks ha publicado en su página unos 134.000 cables filtrados de la diplomacia norteamericana en los que revela la identidad de fuentes protegidas, lo que ha provocado de nuevo la preocupación por parte de Washington sobre la vulnerabilidad de sus embajadas.
La información divulgada es seis veces más que el total publicado por la organización desde noviembre pasado e "incluye nombres de personas que hablaron confidencialmente con diplomáticos estadounidenses", cuyas identidades eran señaladas como "estrictamente protegidas".
Así, entre los cables revelados hay uno en el que aparece la identidad de un funcionario de Naciones Unidas en África y otro con el nombre de un activista extranjero de derechos humanos en Camboya. Los documentos contienen, además, detalles confidenciales sobre el trabajo de los diplomáticos norteamericanos en Hungría, Argentina, Egipto y China, entre otros países.
Los funcionarios estadounidenses no han hecho declaraciones sobre la autenticidad de los cables, pero manifestaron que los mensajes confidenciales ponían en peligro a informantes y objetivos de la política exterior norteamericana.
Al mismo tiempo, el Departamento de Estado de EE. UU., junto a defensores de los derechos humanos, expresaron su preocupación ante la posibilidad de que dicha información pueda influir en la vida de las personas mencionadas en la web, entre las que hay múltiples periodistas, activistas y académicos. Según Washington, estas personas actualmente corren el riesgo de perder el trabajo y sufrir persecución o violencia en su contra.
El analista político Adrian Salbuchi cree que estas publicaciones podrían ayudar a los países a minimizar la intervención de Washington en sus asuntos internos.
"La tendencia imperial de meterse en los asuntos internos de todos los países por parte de EE. UU. es muy fuerte de manera que esto ayuda a equilibrar que EE. UU. no pueda seguir operando sin ningún tipo de control en distintas partes del mundo, normalmente defendiendo sus intereses y rara vez promoviendo los intereses de los países locales", sostiene el analista.
Según Salbuchi, "las consecuencias varían de país en país. En cualquier país de América Latina la consecuencia sería desenmascarar a algún traidor o imprudente local que está brindando información a favor de EE. UU., que siempre va a terminar yendo en contra de los países locales. En países con regímenes más duros, como Libia, Irán, Siria, Afganistán, quizá las consecuencias sean muy duras porque podrían hasta llegar a poner en peligro la vida de esta persona.
"Cualquier persona en cualquier país que tenga una fuerte disputa con EE. UU. y que sabiéndolo le brinde información, debe atenerse a las consecuencias de sus acciones", opina el analista político.