¿Ha votado en contra de Obama? Diga adiós a su testosterona
La testosterona, la hormona propia del género masculino, es responsable del comportamiento agresivo, temerario y del que permite una reacción rápida ante el peligro. Se origina tanto en el cuerpo de hombre como en el de la mujer, pero, obviamente, los varones producen más testosterona.
Varios estudios anteriores han demostrado que el nivel de la hormona puede subir o bajar durante una competición, dependiendo de si el hombre gana o pierde. Pero resulta que hasta la participación indirecta, como en el caso de las elecciones, influye de una manera considerable.
En un estudio realizado por la Universidad de Duke y la Universidad de Michigan se midió el nivel de testosterona de 183 jóvenes durante la noche de las elecciones, precisamente antes y después de anunciarse los resultados. Normalmente, la cantidad de esta hormona en la sangre disminuye paulatinamente hacia el final del día, pero no fue éste el caso.
El nivel de testosterona de los partidarios de McCain y Barr cayó notablemente cuando se hizo evidente que sus candidatos habían perdido, mientras que los seguidores de Obama no experimentaron el supuesto descenso de la hormona. Es interesante el hecho de que las mujeres votantes de ambas formaciones políticas no mostraran cambios en su nivel de la hormona masculina ni antes ni después del anuncio de los resultados.
Según los datos que se desprenden de una encuesta realizada después de las elecciones, los votantes de McCain y Barr se sentían mucho menos felices, contentos y estables que los de Obama.
La participación en la “competición por el poder a gran escala” parece afectarnos como ocurre con las tradicionales competiciones deportivas, según informa el investigador Steven Stanton, autor de publicaciones en una de las secciones interactivas de La Biblioteca Pública de Ciencia (PloS One), una organización estadounidense sin fines de lucro que reune a médicos y científicos para hacer públicos los resultados de sus trabajos en estas materias.
“Los votantes participan en las elecciones tanto directamente, echando a las urnas sus papeletas electorales, como indirectamente, ya que ellos personalmente no ganan ni pierden”, dice Stanton. “Esto hace de las elecciones democráticas un concurso único de disputa por el poder”.
Los científicos quieren comprobar si los mismos altibajos de las hormonas se observan también entre los fans deportivos.