El forense que realizó la autopsia al cadáver del niño ruso adoptado por el matrimonio Craver, ha atestiguado ante un tribunal de York, Pensilvania, que la muerte del menor fue provocada por los múltiples golpes que recibía. El doctor Wayne Ross desmintió la versión de la pareja, quienes alegaban que Vania Skorobogátov se habría causado a sí mismo los traumas documentados por él.
Se trataba de complicaciones a consecuencia de un traumatismo craneoencefálico que provocaron su defunción el 25 de agosto de 2009, pese a los esfuerzos de los médicos de un hospital local para salvar su vida. Así lo indicó el forense en el certificado pertinente. Bajo juramento ha agregado que comenzó su examen del cuerpo del menor tomando en cuenta la explicación de los padres adoptivos, pero conforme lo realizaba decidió llamar a la Policía. Para él resultaba evidente que “unas acciones crueles de una tercera persona habían sido la causa de la muerte del pequeño”.
Al igual que durante la investigación, Ross indicó ante el juzgado que Vania había sido golpeado varias veces en la cabeza. “Prácticamente toda su cabeza presentaba golpes”, precisó el médico quien comparó su forma con una sandía, debido al volumen creado por los hematomas. El niño tenía un tímpano roto en la oreja derecha, mientras que la izquierda estaba tan hinchada que no pudo determinar el grado de afección. Además, dijo, que presentaba un trauma en la caja torácica y que probablemente era sometido a ataduras y obligado a pasar hambre.
En el marco del proceso, Michael y Nanette Craver, de 46 y 54 años respectivamente, están acusados de homicidio en primer grado y maltrato de un menor. La primera vista de la causa penal tuvo lugar en noviembre del año pasado, pero el testigo principal, Wayne Ross, ha comparecido ante el jurado por primera vez.